Madre australiana casi pierde a su hijo por un carrito de la compra

Vivienne Wardrop, de Australia, fue a hacer la compra con Logan, su hijo de 10 meses. Con esta inocente premisa comienza esta historia que acabó en la sala de emergencias.

Flickr/coolmikeol

Todo empezó cuando sentó a su hijo en el carrito de la compra. Todo era normal en la tienda y en el camino a casa. Pero más tarde ese día y al día siguiente, empezó a presentar síntomas preocupantes. “Tenía mucha diarrea, y cuando le intentaba dar el biberón, vomitaba”, recuerda Vivienne. Logan empeoró rápidamente y se puso blanco como la nieve. Sin pensárselo, Vivienne lo llevó al hospital, donde lo admitieron en emergencias. La joven madre estaba a su lado preocupada y confundida. ¿Qué habría pasado?

Logan había perdido tantos fluidos que sus venas corrían peligro de colapsar. Con una temperatura de 40 grados, la vida de Logan estaba en peligro. Le pusieron fluidos intravenosos para salvarlo; Vivienne lo había llevado en el momento oportuno.

Cuando los médicos hablaron con ella después, parecía obvio que el origen de la enfermedad era el carrito de la compra. Tenían la teoría de que, ya que el carrito había transportado carne cruda, el niño había contraído una infección de salmonella al sentarse en él. Tanto le pasó factura a su delicado cuerpo que también contrajo meningitis. Lo mantuvieron ingresado 10 días en el hospital, y le tomó un total de 14 días recuperarse.

Como resultado tras esta horrorosa experiencia, Vivienne cree que es importante compartir lo que ha aprendido sobre los peligros de las bacterias provenientes de la comida que se quedan en la superficie de los carritos de la compra. “Quiero advertir a los padres de que sentar a los niños en carritos de la compra sin limpiarlos es peligroso”, dice.

Por suerte, Logan ha vuelto a estar tan en forma como siempre. Para que su sufrimiento no haya sido en vano, habrá que ir preparando las toallitas para que se eviten más casos similares.

Créditos:

Little Things

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