Madre se reúne con hija que dio en adopción tras 21 años

Era el año 1986 y en Port Elizabeth, Sudáfrica, nacía Tammy. Su madre era tan solo una adolescente de 19 años sin trabajo, dinero o pareja. Se sentía absolutamente sola, miserable y desamparada. En sus brazos lloraba su pequeña hija y no podía parar de llorar ella también pensando en cuánto la amaba y en cuánto le gustaría poder darle todo lo que un bebé se merece. Pero ella no tenía nada. 

Youtube/1800frank

La decisión que tomó parecía la más lógica en aquel momento: dar a la pequeña en adopción, esperar a que fuera acogida por una familia capaz de alimentarla, vestirla y educarla como se merecía. Pero antes de hacerlo sentía la necesidad de explicarle sus sentimientos en una carta que escribió en un cuadernito, para que supiera que nunca quiso dejarla y que no la había rechazado con querer. 

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Tammy fue adoptada por una familia que la amó y cuidó durante toda su vida. Pero a medida que iba creciendo, no podía dejar de pensar en su madre biológica, aquella que le había dedicado esas palabras tan sinceras de amor y tristeza. El cuaderno le permitió comprender que el profundo amor de su madre se había reflejado en dejarla ir para que ella pudiera ser feliz en manos de otra persona a quien llamaría “madre”. 

¿Pero dónde podría encontrar las respuestas que la guiaran al paradero de su madre biológica? Solo tenía lo que había en el cuaderno y el recuerdo de que el apellido era algo como “Snapp” o “Smith”. Buscó en Facebook y encontró algunas pistas, hasta que dio con un correo electrónico. Decidió arriesgarse y le escribió: 

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“Hola. No tienes idea de quién soy, pero yo espero tener una idea de quién eres tú, y ruego porque sea correcta. Mi nombre es Tammy y tengo 21 años. Vivo en East London, Sudáfrica, y soy adoptada. La curiosidad siempre me ha embargado, especialmente el saber más sobre mi pasado y mis padres, y cómo son mis padres, para poder crecer más como individuo y entenderme mejor. Nací el 14 de noviembre de 1986 en Port Elizabeth. El libro que me escribiste fue lo que más me ayudó para encontrarte”. 

Entonces se dedicó a esperar. Nerviosismo, curiosidad, emoción, ansiedad. No podemos imaginar la cantidad de sentimientos, respuestas y situaciones que pasaron por la cabeza de Tammy. Pero entonces recibió la siguiente respuesta: 

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“Lágrimas de felicidad ruedan por mi cara mientras te escribo esto. ¡SÍ, yo soy tu madre! Aún estoy en shock de que nos hayamos encontrado después de 21 años, y mi corazón no podría estar más feliz. Este es como un sueño hecho realidad para mí y tengo que pellizcarme para asegurarme de que es cierto, de que está pasando de verdad. Cómo desearía estirar mis brazos y abrazarte en este mismo momento y decirte cuánto te amo y te he amado desde el comienzo.

He pensado en ti todos los días de mi vida desde el día en que naciste. No ha habido un día en el que no haya mirado el sol o la luna para encontrar alivio en el hecho de que allá, afuera, el mismo sol y la misma luna resplandecían también para ti. Me hacían sentir conectada a ti de alguna manera”.

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La respuesta paró el corazón de Tammy por unos segundos. ¡Había encontrado a su madre! Ahora solo quedaba conocerse en vivo. ¡Y así lo hicieron! Después de 21 años, madre e hija pudieron verse, abrazarse y besarse nuevamente. Lejos de ser trágico o incómodo, el encuentro estuvo rodeado de felicidad e intensas emociones. 

De seguro que tendrán mil cosas que contarse, explicarse y preguntarse. Ambas entienden por qué no pudieron estar juntas hasta ahora, y por eso mismo creen ser capaces de retomar una relación que las liga a través de la sangre y la maternidad. Y todos sabemos que ese es uno de los lazos más difíciles de romper ;).

Aquí puedes ver un video con algunas imágenes más del emocionante reencuentro: 

Créditos:

Little Things

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