Bebé que pensaban que nacería muerto, echa a llorar

Cuando pensamos en un parto nos imaginamos a una dolorida pero extasiada madre dando a luz a un pequeño bebé que, a llantos, anuncia que ha llegado al mundo para quedarse durante mucho tiempo. A la británica Tammy Smith, de 26 años, le anunciaron la peor noticia que una mujer embarazada de varios meses puede recibir: su bebé nacería muerto y tendría que dar a luz a su cuerpo inerte.

A Tammy y a su marido Adam les dijeron que era casi imposible que su bebé naciera con vida después de que ella rompiera aguas a la semana número 20 de embarazo. Aunque el corazón del bebé aún latía, los médicos afirmaban que las posibilidades de que el bebé naciera con vida eran de menos del 1 %, ya que no tenía fluidos a su alrededor.

Los médicos vaticinaron que tendría un parto muy prematuro y que daría a luz a su hijo muerto en los siguientes días. En Reino Unido rechazan cualquier tipo de tratamiento a bebés nacidos o a punto de nacer antes de las 24 semanas, por lo que no podían hacer nada por él.

Cuesta imaginarse lo que pasaba por las mentes de Tammy y Adam en momentos así, especialmente cuando ya habían perdido a otro hijo recientemente, por parto prematuro. El personal del hospital le recomendó a los jóvenes padres empezar a planear el funeral de su todavía no nacido hijo.

Devastados ante la noticia, compraron un pequeño ataúd, contrataron un carruaje de caballos y pensaron en qué música y flores habría en el funeral. Tenían previsto enterrarlo en la misma tumba que a su hermano.

Stanislaw Tokarski / Shutterstock.com

Pero Tammy consiguió retrasar el parto 10 semanas más. Cuando finalmente llegó la hora de ir al hospital a dar a luz a su bebé, el ambiente era sombrío y triste, al contrario que en un parto en el que ambas partes estarían sanas.

Tammy dio a luz a su hijo, que, tal como esperaban, nació sin mostrar ningún tipo de respuesta. Los médicos intentaron darle oxígeno para intentar reanimarlo, aunque sabían que sería casi imposible que se recuperara. Entonces un esperanzador llanto rompió el sombrío silencio.

 

El bebé aún vivía. La sorpresa mayúscula inundó de alegría y esperanza a una familia que ya se había preparado para lo peor. Los médicos, incrédulos, reaccionaron con rapidez y enviaron al recién nacido a cuidados intensivos. Nació a los 7 meses y medio, tiempo suficiente para sobrevivir a un parto prematuro.  

Llamaron a su hijo Jesse. Tammy declaró: “Él es un milagro, no hay duda en mi mente. Entrar en el paritorio para dar a luz a un bebé muerto fue horrible. Pero haber salido de ese hospital con un niño sano es un sueño hecho realidad. Quiero que otras madres sepan que siempre hay esperanza. Jesse es la prueba viviente".

Ahora el pequeño ya cumplió un año y crece como un niño sano más. Cuando Tammy y Adam cuenten a su hijo la historia de cómo luchó por venir al mundo, seguro que él mismo se sentirá inspirado por su valentía y determinación por sobrevivir. Su madre ya perdió a un hijo pero, esta vez, tuvo la suerte de vencer a todas las negativas predicciones y ahora disfruta de Jesse junto a su familia.

Esperemos que, si sus padres quieren más hijos, Tammy tenga un embarazo y parto mucho más tranquilo. Y que su pequeño "milagro", como ella lo llama, tenga una vida plena y llena de salud.

Créditos:

thesun

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