Era muy obesa pero se transformó drásticamente

Cuando tenía 16 años, la danesa Mathilde Broberg vio un vídeo escolar donde vio algo muy perturbador: ella misma. No le gustaba nada cómo se veía.

Mathilde era obesa, y este hecho le complicaba la vida de muchas formas. Estaba harta. "Me daba cuenta de lo gorda que estaba y sabía que no podía ir a la universidad con esa apariencia. Sabía que sería una pesadilla". También sabía que sería muy hermoso quedar con algún chico, pero que no podría por culpa de su peso. De hecho, no lograba recordar ninguna época de su vida con una figura saludable. 

Su hábito de comer en exceso la había dejado con 120 kilos; ingería unas 3.500 calorías por día, mucho más de la cantidad recomendada diariamente. Constantemente, sufría humillaciones "leves": un día le negaron el acceso a una montaña rusa por ser "demasiado gorda". Todo esto le provocó un estrés insoportable.

Sin embargo, después de ver el vídeo del instituto, las cosas cambiaron. Mathilde estaba decidida. De repente, dejó de comer papas fritas, caramelos, comida basura en general y de beber refresco. Usó una técnica a la que le puso "la dieta de la cuchara de té". Con la ayuda de este pequeño utensilio ingería menos comida en mucho más tiempo.

Fue una forma de engañar a su cuerpo al hacerlo sentir lleno antes de lo acostumbrado. O tal vez, al darle tiempo de sentirse satisfecho. Antes, en cambio, seguía comiendo después de haber comido en exceso.

Sea como sea, la buena noticia es que el método funcionó y Mathilde empezó a perder peso. 

Cuando logró perder 54 kilos, todos pensaban que se sentía increíblemente satisfecha consigo misma, pero ahora estaba atormentada por el exceso de piel en el vientre. Afortunadamente, el seguro médico del gobierno danés cubre los costos de la cirugía plástica después de perder de peso. Así que el siguiente paso le permitió a Mathilde deshacerse de toda la piel que le estorbaba. 

Mathilde empezó a disfrutar de su nueva y saludable figura y a entrenar con mayor frecuencia. En ese entonces, hacía ejercicio cuatro o cinco veces a la semana, se había hecho "adicta". Y ahí encontró su nueva profesión: ¡se convirtió en modelo de ropa deportiva!

Después de creer que nunca encontraría un novio, hace poco declaró: "De repente, hay algunos chicos interesados en mí. He rechazado a muchas personas que me han pedido salir con ellos porque cuando tenía sobrepeso no querían saber nada de mí. No me merecen ahora".

Solo deseaba que alguien la quisiera por lo que era, por dentro y por fuera. Y lo encontró: se trata de la persona que la apoyó desde el principio, ¡su entrenador!

 Mathilde está orgullosa de su transformación y publica fotos regularmente en su cuenta de Instagram para mostrar sus grandes progresos.

Qué doloroso tuvo que haber sido ese vídeo escolar para que ella se lo transformara en una fuente de motivación que le permitió cambiar su vida paso a paso. Es un gran ejemplo de lo que puedes lograr cuando te concentras en un objetivo: ¡de obesa a modelo deportiva!

Créditos:

Unilad

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