Víctima de violación se recupera gracias a una manada de lobos

Actualmente, Sarah Varley es una chica radiante de 28 años, pero su vida no ha sido nada fácil. 

Hace casi una década, cuando tenía 19 años, Sarah era un chica saludable, muy equilibrada y sociable. Sin embargo, sufrió una violación y su vida cambió completamente. Fue increíblemente difícil recuperarse de las secuelas psicológicas del abuso sexual: padecía estrés postraumático, el miedo y la ansiedad la paralizaban. Además desarrolló un trastorno alimentario extremo. 

En ese entonces, solamente comía un par de uvas y algunas nueces por la mañana, por lo que solo pesaba 40 kilos. Su familia y amigos estaban desesperados. Pero nadie sabía qué hacer. 

Durante este período crítico, Sarah fue a visitar a algunos primos que administraban un refugio de perros lobo. Y ahí sucedió algo tan extraño como sorprendente.

Estableció una relación muy profunda con una manada de lobos. 

"Todo me daba miedo, pero un día entré a uno de los recintos con un lobo, y por primera vez en mucho tiempo mi cerebro se quedó en silencio. Cuando estás con un depredador que es capaz de herirte, tu cerebro se concentra automáticamente en eso. En lugar de pensar en las miles de amenazas imaginarias contra las que siempre trataba de protegerme, centré mi atención en este peligro y, por lo tanto, estaba presente en el aquí y ahora", explicó.  

El encuentro con los animales le despertó emociones angustiantes que había estado tratando de reprimir al máximo. "Cuando empecé a pasar mucho tiempo con ellos, me sentía completamente despierta. Había momentos de miedo, pero experimentar ese nivel de angustia fue lo que me permitió empezar a sentir. Antes temía todo lo que me rodeaba, pero ahora, cuando estaba con un lobo, tenía una razón válida para sentir temor y respeto. Así que tenía que concentrarme en eso y olvidarme de todo lo demás". 

Después de analizar esa transición retrospectivamente, Sarah comparte esta reflexión: "Creo que el respeto... me ayudó muchísimo... Me permitió recuperar las fuerzas para superar ese evento tan traumático de mi vida y me ayudó a sanar". 

El apoyo de la manada le permitió a Sarah reconstruirse física y emocionalmente. Recobró la confianza poco a poco y se las arregló para empezar a comer de nuevo. 

Después conoció a Matthew Withem, otro gran amante de los lobos, con quien tiene una relación maravillosa. Se fueron a vivir juntos a New Hampshire y se hicieron cargo de un refugio con varias docenas de animales.

La chica que dejó de comer y había estado llena de miedo y ansiedad ahora pasaba todo el día con animales salvajes y semisalvajes. 

Se sentía completamente sana y salva. "Nadie me va a atacar otra vez. Vivo con lobos. Tengo una gran sensación de alivio".

Mira a Sarah jugando con un adorable perro lobo en este vídeo (en inglés):

Una de las soluciones más efectivas para terminar con terribles crímenes como la violación es cambiar ciertas actitudes sociales hacia las mujeres y asegurarse de que los perpetradores paguen por sus delitos. Sobrevivientes como Sarah, quien ha sido muy valiente al compartir la historia de su recuperación, infunden esperanzas a otras víctimas, mostrándoles que hay un camino para sentirse segura nuevamente, aunque suele ser largo y difícil. La fuerza de esa esperanza surge al recuperar la autoestima. 

¡Gracias, Sarah!

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