Sufrimiento innecesario: vivió 15 años con un tumor de 59 kilos

"¡Solo eres gordo!".

Roger Logan tuvo que escuchar esta frase una y otra vez, sin importar el tipo de doctor al que consultara. Debido a que no hacía suficiente ejercicio, una gran cantidad de grasa abdominal se había salido de su lugar y ahora le colgaba un enorme saco entre las piernas, el cual casi tocaba el piso. 

Roger comparó la sensación de tener que cargar ese lastre a todas partes con la de arrastrar tres sacos de cemento de forma constante.

El hombre de 57 años pasó los últimos cuatro años en una enorme silla de ruedas. El tamaño de su cuerpo le impedía caminar. Llegó un momento en que ya no pudo hacerse cargo de su tienda de antigüedades de Mississippi (Estados Unidos) ni de llevar una vida medianamente normal. 

Todos los médicos a los que acudió le dijeron que su único problema era la obesidad. Roger tuvo que conformarse con ese diagnóstico, ya que el tamaño de su abdomen impedía que le realizaran otras pruebas convencionales, como una tomografía computarizada.

Además, ningún cirujano quería tomarlo como paciente, porque el bulto era considerado inoperable. Debido a que nadie podía ayudarlo, Roger empezó a deprimirse. Dejó de comer y beber y terminó en el hospital severamente deshidratado y con insuficiencia renal. 

Fue su esposa, Kitty, quien nunca se dio por vencida, la que encontró a un médico en California que ya había tratado un caso similar. Contaba con la experiencia para operar a Roger.

Emprendieron el viaje desde Mississippi hasta California para la operación. Para ello, tuvieron que alquilar un pequeño camión para que Roger y su silla de ruedas tuvieran suficiente espacio. El trayecto duró casi 40 horas.

Y después, por fin, descubrieron el verdadero problema de Roger durante la cirugía. Después de todo, no se trataba solo de una acumulación de grasa. 

¡Resultó que había estado cargando un tumor de 59 kilos en el vientre! Todo había empezado 15 años atrás con un vello encarnado. El folículo se infectó y creció en forma de tumor, el cual se expandió de forma permanente, ya que tenía acceso al torrente sanguíneo.

Mientras que su médico explicó detenidamente que la cirugía había sido un éxito y que no se habían presentado complicaciones, Roger lo dijo de forma más breve en Facebook, con una vitalidad y una sinceridad encantadoras: "¡Sigo aquí, cretinos!".

Después de la operación, Roger tuvo que quedarse dos semanas en California en rehabilitación. Su recuperación incluyó un entrenamiento físico muy estricto, que realmente lo puso a prueba. Roger describió el duro programa en otro mensaje de Facebook; dijo que la última vez que había tenido tantos dolores y se había sentido tan agotado fue cuando lo atropelló un autobús escolar.

¡Qué bueno que Roger (y su esposa Kitty) insistieron hasta que encontraron la ayuda que necesitaban. Esta historia es un ejemplo de por qué, cuando se trata de consejos médicos, ¡siempre es mejor buscar una segunda opinión!

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