Mujer ayuda a niño autista con una crisis en un avión

Rabbi Bentzion Groner y su mujer Rochel se encontraban a bordo de un vuelo de 8 horas que volaba desde Israel a Carolina del Norte (EE.UU.). El vuelo se había retrasado tres horas y todos los pasajeros estaban muy cansados. Y que un niño empezara a gritar cuando solo llevaban una hora de vuelo, no hizo que la atmósfera y el ánimo fueran mejores. Todo el mundo lo miraba enfadado y parecía que nadie iba a ir a la ayuda de un niño que solo estaba sufriendo. Hasta que Rochel entró en escena.

"Sentí que tenía que hacer algo porque nadie iba a hacer nada. Pensé que alguien se iba a levantar y empezar a gritarle al niño, o que quizá harían un aterrizaje de emergencia", cuenta Rochel. Así que la mujer se levantó de su asiento, se aproximó al niño, cuyas lágrimas le recorrían toda la cara; entonces, le tendió la mano y cuando él se la agarró, paró de llorar. Simplemente así. Fue una conexión instantánea. Después, el niño la siguió por el pasillo hasta el fondo del avión, ella se sentó y lo puso sobre su regazo. Al abrazarlo y acunarlo, Rochel consiguió que el niño se calmara por completo en cuestión de minutos. 

No es de extrañar que Rochel supiera qué necesitaba el niño exactamente. En cuanto vio la forma en la que se comportaba, supo que el niño era autista. Ella y su marido dirigen una organización llamada "ZABS Place", un centro donde enseñan a jóvenes con discapacidades a trabajar, así que Rochel supo en el primer segundo qué tenía que hacer para que parara de llorar. Un aplauso para ella que, mientras otras personas solo mostraron enfado, supo tener compasión de un niño que solo necesitaba un poco de ayuda. 

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