Fue un niño sin familia y ahora ayuda a 25.000 pequeños sin padres
Rob Scheer y su marido, Reece, viven en Maryland y son los felices padres de cuatro niños maravillosos. Pero cuando era pequeño, Rob nunca se imaginó que su vida podría ser como ahora.
Rob era el menor de sus 10 hermanos. Su padre biológico abusaba de ellos física, sexual y emocionalmente; incluso los amenazaba con matarlos con una pistola. Cuando tenía 10 años fue enviado a una casa de acogida, donde sus únicas pertenencias estaban dentro de una bolsa de plástico para basura, así era la "maleta" que le dio el Estado a este niño sin familia. Por desgracia, las condiciones en las orfanatos donde estuvo no eran mucho mejores.
Pero algo dentro de Rob lo motivó a sobrevivir y a buscarse una mejor vida. "No me alisté en el Ejército porque amara a mi país, sino porque tenía hambre y frío, y me daba miedo no tener adónde ir", dice sinceramente ante las cámaras. Después de servir en la Marina continuó sus estudios.
Tiempo después, concluyó su carrera y conoció a su pareja ideal: Reece, con quien habló abiertamente de su niñez y su profundo deseo de convertirse en padre. En un buen padre, cariñoso y estable.
Reece se unió a la aventura en cuerpo y alma. Al principio pensaron en adoptar en el extranjero porque, en ese entonces, el sistema americano era muy hostil con los padres homosexuales. Pero Reece le recordó a Rob que tenía mucho en común con los niños adoptivos de su ciudad debido a su propia experiencia.
Muy pronto recibieron la primera llamada. Una niña pequeña y su hermano, todavía bebé, estaban buscando una familia adoptiva. Reece y Rob dijeron que sí. Pocos meses después, les dieron la bienvenida a otros dos niños que eran hermanos.
Cuando quedó claro que los cuatro niños necesitaban "hogares para siempre", tuvieron que esperar muchos años para obtener la adopción legal por parte de los jueces. Una a una, rompieron todas las barreras de los prejuicios. ¡Al final, se convirtieron oficialmente en una familia de seis miembros!
Uno de los niños padecía síndrome alcohólico fetal, lo que le causaba problemas de aprendizaje y de comportamiento.
Cuando se enteraron de que estar rodeado de agua y de animales podía mejorar sus síntomas, se mudaron a una granja con un arroyo y muchas cabras.
Todos los niños se encuentran mucho mejor ahora, especialmente el hijo que padece esa alteración mental.
Sin embargo, desde el momento en que esos cuatro niños aparecieron en la puerta de la casa acompañados de un trabajador social, cargando su bolsa de basura, "maleta", Rob se preguntó con gran indignación cómo podía ser posible. ¿Cómo podían enviar a los niños a su nuevo hogar con sus escasas pertenencias dentro de una bolsa de basura, como si lo que llevaran dentro o como si ellos mismos fueran basura?
A él le había pasado lo mismo. Recuerda la terrible sensación de sentirse desprotegido, indeseable. Para él, el hecho de que se siguieran usando esas bolsas de basura era un acto demasiado cruel. Entonces él y su familia decidieron hacer algo al respecto.
Empezaron a recolectar maletas, mochilas y otro tipo de bolsos para los niños sin familia, para que cada uno tuviera una "maleta" de verdad. Después las llenaron con jabones, cepillos de dientes, pastas de dientes, hilo dental, libros, revistas, mantas y un par de pijamas con las etiquetas puestas para "mostrar que eran nuevas".
Poco después, escribieron sobre su proyecto en las redes sociales y recibieron el apoyo de muchas personas. El siguiente paso fue hacerlo oficial, así que inauguraron su propia asociación, Comfort Cases.
Sus hijos están involucrados a fondo en el proyecto. Su hija explica: "Algunas veces hacemos las mantas a mano, y otras, a máquina". Empezaron con 300 maletas, pero con la ayuda de los medios nacionales, los últimos tres años han logrado repartir más de 25.000 bolsas a los niños en acogida en Virginia y Maryland. Ahora están recolectando más dinero a través de GoFundMe para continuar con su labor.
No te pierdas este más que emotivo vídeo, en el que Rob cuenta toda su historia (en inglés):
A veces, escuchamos la historia de personas que devuelven lo que recibieron en el pasado, pero no es el caso de Rob, ya que en su desoladora infancia no hubo un héroe como él.
Pero, a pesar de todo, y gracias a lo que vivió, se ha convertido en un héroe para muchos niños de su propia ciudad. El generoso deseo de Rob de proteger a los niños de todo lo que él sufrió es una hermosa fuente de inspiración para todos nosotros.