Atrevida reportera se infiltra en una clínica psiquiátrica

Existen algunas personas en el mundo que simplemente no dejan que nada se interponga en sus objetivos. Trabajando duro y siguiendo sus sueños, se enfrentan continuamente a aquellos que tratan de menospreciar sus capacidades y desalentarlas.  

Una de estas personas fue la periodista y aventurera Nellie Bly, quien sigue siendo una fuente de inspiración y un modelo a seguir para muchas mujeres hoy en día.

Nacida con el nombre de Elizabeth Cochran en la Pensilvania rural de 1864, Nellie se crió bajo circunstancias muy difíciles. En su adolescencia, tuvo que buscarse la vida para poder ayudar a su madre y a sus 14 hermanos después de la muerte prematura de su padre. Aunque inició los estudios para convertirse en maestra, se vio obligada a dejarlos debido a la falta de dinero. 

Por suerte, sus talentos no pasaron desapercibidos. En 1885 leyó una columna muy polémica en "The Pittsburgh Dispatch" que aseguraba que las mujeres solo servían para cocinar y criar hijos. Indignada, la joven escribió una réplica feroz al periódico, que impresionó tanto al editor que la contrató como reportera de tiempo completo. ¡Un auténtico golpe de suerte! Bajo el pseudónimo de Nellie Bly, empezó a escribir sobre temas clave tales como la pobreza, la reformas que necesitaban las leyes del divorcio y sobre las desoladoras condiciones de los obreros en las fábricas. 

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A sus lectores les encantaban sus concisos reportajes, los cuales solían ser críticos con muchos aspectos de la sociedad. Después de varias arriesgadas y emocionantes misiones, Nellie ganó reconocimiento en poco tiempo y fue contratada por uno de los periódicos más prestigiosos de ese tiempo: "The New York World". Fue aquí donde realizó la hazaña más grande de su carrera profesional, a la vez que sentó las bases del periodismo de investigación.

Durante muchos años, rumores muy tenebrosos habían rodeado al psiquiátrico "New York City Lunatic Asylum", que se encontraba a orillas del Río Este, entre Queens y Manhattan. Antiguos empleados habían denunciado las atrocidades y el abuso sistemático hacia los pacientes. En ese tiempo, ninguna entidad independiente había logrado revelar los malos manejos de la clínica, así que solo había una forma de saber qué estaba pasando: alguien tenía que hacerse pasar por enfermo mental e infiltrarse con una identidad secreta. Una vez dentro, podría observarlo todo con sus propios ojos, ¡la misión perfecta para Nellie!

Su jefe le prometió que la sacaría del manicomio después de 10 días, como máximo. Aun así, debió haber sido terrible desaparecer detrás de las paredes de la perversa clínica. Cuando la reportera le preguntó a uno de los guardias qué clase de lugar era ese, él le respondió que se encontraba en un instituto para lunáticos y que no había manera de escapar.  

Las condiciones a las que Nellie fue sometida eran mucho peores que las que había imaginado. El destacado instituto hospedaba a 1.600 pacientes, el doble de su capacidad normal. La cena consistía en pan rancio, purés líquidos y fruta podrida. Los pacientes recibían un baño con una sola porción de agua solo una vez a la semana. Todo el edificio estaba infestado de ratas.

Los trabajadores de la clínica solían maltratar, golpear, atar y patear a los pacientes. Los más desafortunados recibían tirones de cabello y les mojaban la cabeza con agua helada. 

Las quejas con los médicos caían en saco roto, ¿quién iba a creerle a un enfermo mental? Los trabajadores de la clínica que eran acusados se vengaban de los pacientes que se habían atrevido a levantar la voz. 

Nadie se molestaba en curar las enfermedades de los pacientes. Después de ser admitida en el instituto, Nellie empezó a actuar de forma normal de nuevo, pero nadie notó ninguna mejoría. También se dio cuenta de que muchos de sus compañeros recluidos no tenían ninguna enfermedad mental; algunos simplemente no sabían hablar inglés o eran demasiado pobres o débiles para valerse por sí mismos. 

Una vez transcurridos los 10 días, un abogado del jefe de Nellie amenazó a la clínica con emprender acciones legales y les exigió que la liberaran de inmediato. Si el "New York World" no hubiera intervenido, tal vez Nellie nunca más hubiera vuelto a ver la luz del sol; el médico que trataba "su caso" insistió en que estaba demente a pesar de tener una conducta normal. 

Ya en libertad, Nellie escribió el reportaje que la catapultó a la fama mundial: "Diez días en el manicomio". Sus descubrimientos encendieron la indignación del público y lograron que las autoridades iniciaran una investigación sobre la clínica. Los responsables tuvieron que rendir cuentas, el gobierno incrementó el presupuesto y las condiciones de los pacientes empezaron a mejorar lentamente.

Nellie pasó a la historia como una aventurera, una escritora y una luchadora de los derechos de los trabajadores. Su fama ayudó a que sus reportajes llegaran a una gran audiencia, e inspiró a una gran cantidad de mujeres a seguir sus pasos. 

Murió en 1922, a los 57 años, a consecuencia de una infección pulmonar en Nueva York, su amada ciudad adoptiva. Dos años antes, las sufragistas americanas ganaron la batalla a favor del derecho al voto de las mujeres. 

Nellie Bly fue una mujer extraordinaria que tuvo una vida muy azarosa. Siempre será recordada por su trabajo para promover las causas de los más oprimidos. 

Créditos:

Wikipedia

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