La leyenda del hombre verde sin cara

Las leyendas urbanas son comunes en todas las partes del mundo, desde casas embrujadas hasta monstruos que aparecen si dices su nombre delante de un espejo. Y si bien es cierto que la mayoría de estas historias tienen poco o ningún rigor científico, suelen estar basadas en algún tipo de verdad. En este artículo te presentamos una historia que probablemente nunca hayas oído, y que, como verás, es más cierta que la mayoría de las demás leyendas.

En el estado de Pennsylvania, EE.UU., muchos habitantes aún recuerdan haber oído hablar del hombre conocido como The Green Man (El hombre verde) o Charlie No-Face (Charlie sin cara).

En la década de los 20, había rumores sobre una entidad sobrenatural que brillaba en la oscuridad que aparecía en las carreteras secundarias o túneles abandonados de la región. Muchos decían que era un demonio: se basaban en que desprendía un color verdoso, emitía extraños ruidos y en que solo aparecía por las noches.

Los que habían conseguido acercarse a él, afirmaban que no tenía cara, o que la tenía perforada. Esta leyenda se esparció notablemente por las trincheras que los soldados norteamericanos formaron durante la Segunda Guerra Mundial: para hacer las horas más llevaderas, se contaban leyendas urbanas de sus respectivas ciudades.

Pero esta leyenda tenía mucho de cierto. El hombre verde y sin cara tenía un nombre: Raymond Robinson. Y tenía una increíble historia detrás de él. Nació en 1910, y a los 9 años sufrió un accidente que le marcaría de por vida. Mientras intentaba alcanzar el nido de un ave, el pequeño Raymond se electrocutó al entrar en contacto con unos cables de alta tensión.

Los médicos pensaban que Raymond no sobreviviría, pero sí que lo hizo. Pero las secuelas fueron irreparables: perdió ambos ojos, la nariz, una de las orejas y un brazo, quedando extremadamente desfigurado. Además, según algunas versiones, el shock eléctrico había dejado en Raymond un brillo verde que resplandecía en la oscuridad.

Debido a su aspecto casi inhumano, Raymond se vio forzado a vivir el resto de su vida casi aislado del resto de la población, para no causar revuelo por allá donde pasaba. De ahí que solo saliera por las noches por zonas casi deshabitadas, como túneles o carreteras cerca de los bosques. El hecho de que anduviese con un bastón para ciegos y de que solo saliera de noche alimentaba su leyenda.

Pero detrás del "monstruo" del que muchos hablaban, se escondía un hombre afable que vivía una vida simple y digna. Se dedicaba a fabricar cinturones, felpudos o carteras, y cuando sus vecinos lo veían en la calle, solía dejar que le tomaran fotos a cambio de cigarrillos.

Aunque no todos esos encuentros eran igual de amistosos: había gente cruel que salía a buscarlo en auto por las zonas que solía frecuentar de noche, y a veces era atacado y en varias ocasiones fue incluso atropellado. Pero eso no lo disuadió de dar sus paseos semanales hasta que se hizo mayor y su cuerpo no se lo permitía. Murió en 1985, en un geriátrico de ancianos.

Lo cierto es que, los que lo conocieron, consideraban que Raymond fue un hombre que engañó a la muerte de joven y que vivió una vida simple y feliz a su manera. La leyenda detrás del hombre vivirá durante muchos años más que él, con partes verdaderas y partes exageradas. Pero es que la imaginación de las personas no tiene límite.

¿Y tú, creías en alguna leyenda cuando eras pequeño? Y si es así, ¿ahora piensas que era cierta?

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