Esta perrita es la mejor amiga de un niño autista. ¡Qué tierno!
Ya desde pequeño, la familia de Jonny sabía que algo no iba bien. Pero el diagnóstico llegó pronto: el pequeño Jonny sufría autismo, un trastorno del desarrollo muy enraizado en el cerebro, que normalmente va acompañado de dificultades en las relaciones sociales.
Jonny vivía en su propio mundo. Nadie podía llegar hasta él, ni siquiera sus propios padres.
Sus padres hicieron todo lo que estaba en sus manos. Incluso varios intentos de terapia con perros fueron inútiles. Jonny rechazó todo.
Casi en la misma época, esta pobre criatura fue llevada al refugio de animales. La habían encontrado en un hoyo de la carretera justo antes de que desfalleciera. Era una perrita.
Los veterinarios descubrieron que era una mezcla de Stafford pit bull y que solo tenía 4 meses. La impactante malnutrición de la que era víctima y las innumerables heridas que tenía eran señal de haber estado encerrada y haber sufrido abusos.
La frágil cachorrita se recuperó gracias al tierno cuidado de los veterinarios. La recuperación fue asombrosa: sus ganas de vivir dejaron a todos sin palabras. De esta forma es como encontró su nombre: ¡Xena, la guerrera!
Xena se estabilizó rápidamente y ya estaba lista para vivir una vida normal. Solo necesitaba una familia que la quisiera a pesar de su terrible pasado.
El refugio animal incluso comenzó una campaña en Facebook para contar la historia de Xena y poder encontrarle una nueva casa.
Poco a poco, Xena superó su miedo a los humanos y se convirtió en el ojito derecho de todos. En una jornada de puertas abiertas Xena conoció a la familia Hickey.
Y para sorpresa de todos, Xena y Jonny se llevaron maravillosamente desde el principio. Incluso pasaron todo el día juntos.
El anterior miedo al contacto fue dejado de lado casi de inmediato. Jonny incluso dejó que Xena le lamiera la cara, lo que antes hubiera sido inimaginable.
Lógicamente, la familia adoptó a Xena aquel mismo día. Esta y el hasta entonces tímido Jonny crearon un vínculo inquebrantable.
Sus padres no cabían en sí de gozo. Según su madre, el vocabulario de Jonny es limitado. Sin embargo, desde la llegada de Xena, Jonny está deseando hablar. ¡Es como otra persona!
Mientras tanto, Jonny se ha abierto a los demás e incluso colaboró en una campaña para cambiar la percepción de la gente sobre el autismo. ¡Se lo pasó en grande!
Pero el momento más bonito de todos es cuando Jonny, Xena y los otros dos perros de la familia se acurrucan juntos por la noche y se duermen pacíficamente. "¡Es entonces cuando te das cuenta de que lo has hecho todo bien!", cuenta el orgulloso padre de Jonny. ¡Cuánta razón tiene!
Estas imágenes llegan a lo más profundo. Las terribles condiciones en las que llegó Xena han quedado grabadas a fuego en mi retina. Sin embargo, es tan maravilloso ver cómo esta perrita y este niño se han dado fuerza y ánimos el uno al otro.