Muere un perro al salvar a su amo de un relámpago

Jonathan Hardman, un hombre muy activo de 27 años y apasionado del senderismo se dispuso a escalar el monte Biersteadt con su inseparable pastor alemán, Rambo. El pico se encuentra en las Montañas Rocosas. 

 

Fue muy hermoso alcanzar los 4.200 metros de altura en la cima de la montaña, pero de repente el clima cambió. El viento empezó a soplar muy fuerte y el cielo se cubrió de nubes. Entonces empezaron a descender de inmediato para buscar un lugar seguro, pero en el camino los sorprendió un destello gigante, un estruendo, y Jonathan cayó al suelo sin saber lo que le había ocurrido. 

En realidad, lo había fulminado un rayo.

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"Solo sentí un dolor intenso e impresionante; cuando abrí los ojos estaba sobre el suelo y tenía el reverso de las gafas llenas de sangre. No podía mover los brazos ni las piernas", recuerda. Después de resguardarse debajo de una roca, donde un grupo de excursionistas hacían lo mismo, Jonathan echó un vistazo alrededor para buscar a Rambo. ¿Dónde estaba su querido perro?

Jonathan no sabía que el rayo le había caído justo en la parte superior del cráneo. Además de la cabeza ensangrentada, tenía quemaduras en los hombros y en el torso.

Después alcanzó a ver a Rambo sobre el suelo, a unos metros de distancia. El perro yacía inmóvil. Lo llamó a gritos una y otra vez. Rambo no se movía. Las personas que estaban con Jonathan lo detuvieron para que no corriera hacia el perro, ya que era demasiado peligroso.

"Grité y quería ir a recogerlo pero las personas que estaban debajo de la roca me lo impidieron. No podía dejar de gritar su nombre", dijo Jonathan. 

Cuando cayó el relámpago, Jonathan y Rambo estaban juntos. Resultó que Rambo también había recibido la descarga eléctrica y había fallecido al instante. Cuando el viento y los relámpagos cesaron y los senderistas pudieron bajar la montaña sin correr ningún peligro, Jonathan se tuvo que enfrentar al hecho de que su amigo de cuatro patas pesaba demasiado para cargarlo. Con el alma hecha pedazos, tuvo que dejarlo allí temporalmente. 

En el hospital, los médicos le dijeron que había tenido mucha suerte. De hecho, estaban convencidos de que Jonathan seguía con vida gracias a que Rambo había recibido casi toda la descarga eléctrica. La presencia de su perro fiel le había salvado la vida.

Jonathan se está recuperando, aunque sigue devastado por la pérdida de este ser tan querido. 

Puede que suene a cliché, pero es necesario decir una vez más que el perro es el mejor amigo del hombre. Una vez que lo has vivido en carne propia sabes lo especial y profundo que es el vínculo entre los dos. Y en este caso, Rambo hizo un último sacrificio por su querido amo. 

"El perro era su vida", dice su abuela. "Fue muy traumático para él... y si el rayo no hubiera matado al perro, nosotros habríamos perdido a Jonathan".

El convaleciente senderista necesita tiempo para digerir su pena. "Él era el amigo más fiel que jamás pude imaginar. Despertaba feliz todos los días porque sabía que alguien se iba a poner muy contento al verme".

Pero da la casualidad que el criador de perros al que Jonathan acudió para adoptar a Rambo tiene nuevos cachorritos y ha reservado uno para Jonathan.

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