Intenta asesinar a su hijo, pero sobrevive y crece junto a su madre

En 1991, Brian y Jennifer se conocieron en una base militar en Missouri, donde ambos formaban parte del equipo de paramédicos. Se llevaban muy bien y empezaron una relación amorosa. Al poco tiempo, se fueron a vivir juntos, y algunos meses más tarde, Jennifer estaba embarazada. Tuvieron un hijo llamado Bryan.

Pero su relación no estaba destinada a durar demasiado. Brian fue enviado a Oriente Medio durante la Operación Tormenta del Desierto (cuando Irak invadió Kuwait), y cuando regresó a casa, nada volvió a ser igual. 

Tenía la sospecha de que Jennifer lo había engañado y empezó a maltratarla física y verbalmente. Había perdido el interés en Bryan por completo. No había presenciado ningún combate, así que no parecía tratarse de un caso de trastorno por estrés postraumático, TEPT.

Finalmente, ella se fue de la casa y se llevó al bebé, pero las peleas continuaron. Brian se negó a pagarle la manutención del niño y los amenazó a ella y a su hijo: "Solía decir cosas como: 'Tu hijo no va a vivir más allá de los cinco años', o incluso peor, 'cuando te deje, voy a destruir todos los vínculos que tengo contigo'".

Antes de que Bryan cumpliera un año, su padre desapareció del panorama. Pero un día, el bebé tuvo un ataque muy severo de asma,  y Jennifer creyó que tenía la obligación moral de llamar a Brian para informarle de que su hijo estaba en el hospital.

Aunque sus nuevos colegas del laboratorio médico donde ahora trabajaba ni siquiera sabían que tenía un hijo, Brian recibió el mensaje y se presentó en el hospital el día que Bryan iba a recibir el alta médica.

Youtube/AssociatedPress

Al comienzo de la visita, le pidió a Jennifer que fuera a comprar un par de bebidas a la cafetería. A la madre jamás se le pasó por la cabeza que cometería el error más grande de su vida al dejar a su pequeño hijo en manos de su padre. Nunca se imaginó que Brian fuera capaz de cometer un acto tan atroz e indescriptible. 

Resultó que en el laboratorio donde trabajaba examinando las pruebas, Brian tenía acceso a sangre infectada con el VIH/SIDA. (Mantén la calma mientras leas lo siguiente). Mientras estaba a solas con su hijo, sacó una jeringa llena de sangre infectada que había robado del laboratorio y se la inyectó al bebe indefenso.

Al parecer, un homicidio encubierto era la solución para ahorrarse la pensión alimenticia. 

¿Cómo se puede tener la sangre tan fría y ser tan sádico?

Posteriormente, se supo que incluso había bromeado con los colegas al decir: "Si yo quisiera infectar a alguien con uno de estos virus, esa persona jamás se enteraría de cómo se contagió" (es realmente una vergüenza que ninguno de ellos lo denunciara en su momento).

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Jennifer regresó de la cafetería con las bebidas sin la menor sospecha de lo que Brian había hecho, salvo porque el niño estaba llorando en el regazo de su padre. Lo había pinchado con una aguja y su cuerpo estaba tratando de rechazar la sangre extraña. 

Momentos después, la pantalla mostraba cómo sus signos vitales se estaban alentando. El personal del hospital no sabía qué hacer, pero lucharon intensamente para estabilizar al bebé.

Sin embargo, el virus estaba ganando terreno. A partir de ese día, Bryan sufrió una serie de padecimientos interminables. Su salud se deterioraba cada día más. Jennifer acudió a muchos médicos, pero ninguno acertó con el diagnóstico. Simplemente, a nadie se le ocurrió hacerle la prueba del VIH al bebé.

Después de cuatro años viviendo esta pesadilla, le hicieron una serie de pruebas sanguíneas, en las cuales uno de los médicos por fin lo descubrió: Bryan estaba infectado del virus del SIDA. Esto tenía una relación con el hecho de que el padre tuviera acceso a sangre infectada. Brian fue enviado a prisión por intento de asesinato.

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Los médicos no le habían dado muchas esperanzas de vivir mucho más tiempo, pero por ese entonces salieron al mercado los primeros medicamentos para controlar el virus, y los doctores hicieron todo lo posible para salvar la vida de Bryan, cuyo tratamiento consistía en más de 20 medicamentos por día, más inyecciones regularmente. Jennifer se sentía sobrepasada por el estrés y el impacto emocional.  

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Para asombro de todos, el pequeño no murió. En realidad, para la satisfacción y la alegría de sus médicos y de su mamá, el chico empezó a recobrar las fuerzas. Comenzó a asistir a la escuela, a pesar de que la dirección no quería aceptarlo, y los padres de sus amigos trataron de evitar cualquier contacto. Brian nunca fue invitado a ningún cumpleaños o cualquier otro evento. En los años 90, mucha gente seguía desconociendo las formas de contagio del SIDA.

Así que Bryan no solo padeció una enfermedad que amenazaba su vida, sino también fue víctima de acoso y aislamiento escolar durante muchos años. Tuvo una infancia extremadamente dura.

Cuando cumplió 10 años, Bryan empezó a comprender la gravedad de lo que su padre le había hecho.

"Al principio, estaba furioso y muy resentido", explicó después. "Crecí viendo películas donde los padres animan a sus hijos a triunfar en sus pasatiempos. No me cabía en la cabeza que mi propio padre me hubiera hecho eso a mí. No solo trató de matarme, sino que, además, cambió mi vida para siempre. Él es el responsable del acoso escolar y de todos esos años que tuve que pasar en el hospital. Él tienen la culpa de que yo tenga que preocuparme tanto por mi salud y por cada uno de mis pasos".

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Sin embargo, a través de la religión, Bryan pudo encontrar la manera de aceptar su situación e, incluso, de perdonar a la persona que lo había herido profundamente. Su salud también siguió mejorando. 

Además cambió de nombre: le agregó una "r" y adoptó el apellido de su madre, Jackson. Dos pasos importantes para configurar su propia identidad y tomar distancia de la persona que trató de asesinarlo. 

Ahora Brryan se ha convertido en un guapo y musculoso chico de 24 años.

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Hace poco, testificó en contra de Brian en las audiencias para su libertad condicional con el objetivo de que el público en general estuviera protegido de alguien tan peligroso. Estar en la misma habitación con el criminal fue una experiencia intensa y aterradora, pero al mismo tiempo, una oportunidad extraordinaria para avanzar un paso más hacia el camino a la superación del crimen que lo marcó de por vida.

"A veces me despiertan las pesadillas, sueño que él regresa a terminar el trabajo. Debería perdonarlo, pero, aunque creo en el perdón, tiene que pagar las consecuencias".

La Junta de Libertad Condicional le negó a Brian su petición, así que pasará, por lo menos, otros cinco años en prisión.

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Actualmente, Brryan es un chico comprometido, del que cualquier padre se sentiría muy orgulloso. Trabaja con niños que padecen VIH a través de la asociación que ha fundado, Hope is Vital, y ofrece charlas de motivación. Además, está más saludable que nunca. "Pasé de tomar 23 pastillas al día a solo una. No sé lo que he estado haciendo últimamente, pero el estado de mi VIH aparece como 'imperceptible'".

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Échale un vistazo al conmovedor reportaje de esta increíble historia (en inglés):

Es muy duro imaginar por todo lo que ha pasado este chico. Sobrevivió, se tuvo que enfrentar a una dolorosa verdad y tratar de aceptarla de alguna manera. El hecho de desafiar las estadísticas en cuanto a su enfermedad y de mostrar una poderosa y positiva actitud hacia la vida debería inspirarnos. 

¿Uno de sus deseos más grandes? Convertirse él mismo en padre. No tenemos la menor duda de que eso ocurrirá y de que será un padre extraordinario. 

Créditos:

BBC news, Ayoye

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