Horrible: padres ignoran las graves quemaduras de su hijo por un año

En 2011, hubo un incendio terrible en la ciudad de Munkatch, al oeste de Ucrania. Las llamas arrasaron una calle entera y destruyeron varios edificios. Sorprendentemente, nadie resultó herido por las llamas. Al menos, eso fue lo que las autoridades pensaban, hasta que descubrieron la escalofriante verdad. 

Más o menos un año después del incendio, los servicios sociales de la ciudad recibieron una alarmante llamada: uno de los vecinos les avisó de que había un niño de siete años en su calle que necesitaba atención médica urgentemente, y que su familia no se ocupaba de él. La policía y los trabajadores sociales acudieron a investigar la denuncia, pero nunca imaginaron lo que se iban a encontrar. Descubrieron a un pequeño con serias quemaduras por todo el cuerpo. Para colmo de males, las heridas tenían demasiado tiempo y solo estaban envueltas con paños sucios. 

Según las investigaciones, el pequeño Ihor Lakatosh había resultado herido en el incendio que había azotado su calle un año antes. Aproximadamente el 30% de su piel presentaba severas quemaduras que nunca habían sido tratadas adecuadamente. En lugar de llevarlo al hospital, los padres de Ihor simplemente le habían cubierto las heridas con trapos sucios y lo habían dejado en cama para que "descansara". Seguramente, padeció dolores insoportables, por lo que a Ihor no le quedó más remedio que pasar meses acurrucado en su cama sin poder moverse. Había permanecido en esta posición por tanto tiempo que su columna se había deformado y su brazo derecho se había unido al torso. El hecho de que el pequeño siguiera vivo era una especie de milagro. 

Los trabajadores sociales lo llevaron de inmediato al hospital mientras la policía interrogaba a los padres. A nadie le cabía en la cabeza por qué habían ignorado los dolores de su hijo por tanto tiempo. Debido a que enfrentaban cargos por maltrato de menores, los padres de Ihor huyeron de las autoridades y abandonaron a su hijo. Sorprendentemente, Ihor no se puso triste cuando se enteró de que sus padres se habían marchado. De hecho, estaba muy contento de haberse librado de ellos. En el hospital, el pequeño finalmente recibió el tratamiento médico que tanto necesitaba. Los doctores lograron separarle el brazo del torso y estaban asombrados de la fuerza de voluntad y la energía vital del pequeño Ihor.

Bogdan Kikina, el encargado del orfanato local, no pudo contener las lágrimas cuando vio a Ihor por primera vez. El niño estaba muy débil y muy pequeño para su edad, apenas si rondaba los 13 kilos. Pero Bogdan también pudo percibir que había unas grandes ganas de vivir en ese pequeño cuerpo y prometió hacer todo lo posible para ayudar al chiquillo. 

Bogdan trataba a Ihor como a un hijo y se propuso la misión de darle una oportunidad de tener una vida normal. Se comunicó con todos sus contactos y pidió ayuda a los medios nacionales para encontrar a los mejores expertos en Ucrania que pudieran tratar las heridas de Ihor. Pocos meses depués, sus esfuerzos fueron recompensados: Ihor recibió una invitación del hospital infantil Shriners de Boston. 

El tratamiento y los cuidados que Ihor recibió en Boston le permitieron recuperarse y volver a ser un pequeño saludable. Durante un período de  tres años, tuvo que someterse a casi 20 operaciones. Pero no le importaban los dolores que padecía después de las cirugías, nunca se dio por vencido. Después de todo el tiempo que había pasado sin poder moverse, aprovechaba cualquier oportunidad para corretear por ahí, jugar y cantar con otros niños de su edad. 

Ahora Ihor tiene 11 años de edad y sus terribles experiencias han llamado la atención de muchas personas, las cuales lo han convertido en una especie de celebridad. Actualmente viaja por todo el mundo para compartir su historia con los demás, principalmente en inglés, un idioma que ha aprendido muy bien. Ihor todavía tiene algunas operaciones pendientes, pero no hay duda de que serán un éxito. Este pequeño guerrero ya ha pasado por el infierno, y todo parece indicar que ya nada puede detenerlo.  

¡Qué niño tan valiente! Su fuerza de voluntad y su tenacidad son una inspiración para todos nosotros. 

Créditos:

kp.ua

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