Madre soltera y su hijo discapacitado dan una lección de fortaleza

La vida de una madre soltera nunca es fácil, pero la situación en la que se encontraba Zou Hongyan, de China, era desde luego muy complicada. En 1988 Hongyan dio a luz a un niño al que llamó Ding Ding, coincidiendo con el máximo apogeo de la política de China de un niño por familia, por la que el Gobierno presiona enormemente a las familias para que tengan solo un niño, preferiblemente de sexo masculino y sano.

Todo transcurrió sin complicaciones; pero durante el parto, Hongyang y su marido quedaron horrorizados debido a las complicaciones que se produjeron.

Today he would just have to play with the wires!

El cordón umbilical se había enredado en el cuello del bebé mientras estaba en el útero y había obstruido la entrada de oxígeno. El bebé logró sobrevivir, pero sufrió parálisis cerebral. Quedó afectado de por vida, y los médicos le recomendaron a la pareja deshacerse del bebé. Les dijeron que la vida de Ding sería una pesadilla y que les arruinaría la existencia. 

Hongyan estaba en shock, pero sentía que este era su bebé y que él la necesitaba más que a nadie en el mundo. 

Pero entonces surgió otro obstáculo: su marido estaba de acuerdo con los médicos. Y de hecho, le dio un ultimátum a su esposa: o dejaba a su hijo en un orfanato o pediría el divorcio. A Hongyan se le vino el mundo encima. Pero en lo más profundo de su corazón sabía que debía quedarse con su bebé.

El padre de Ding la abandonó, y ella tuvo que reordenar toda su vida para ser capaz de cuidar a su bebé. En ocasiones, tuvo que trabajar en tres empleos distintos para poder pagar el tratamiento más adecuado para su hijo. 

Trabajó incansablemente con él para entrenar sus habilidades físicas y nunca dejó que las dudas o críticas de los demás afectaran su vida juntos. "No quería que se avergonzara de sus problemas físicos", relata su madre en la actualidad. "Debido a que era inferior en muchas áreas, yo fui muy estricta con él para que trabajara muy duro y alcanzara el mismo nivel que los demás".

Sus esfuerzos no fueron en vano: Ding no solo se convirtió en un magnífico estudiante, sino que logró estudiar ciencias ambientales e ingeniería en la Universidad de Pekín. Y posteriormente, para coronar sus logros académicos, fue aceptado en la Facultad de Derecho de Harvard, donde actualmente estudia. 

A su madre se le nota en el rostro el gran orgullo que siente por su hijo. ¡También es innegable la expresión de gratitud y amor de Ding hacia ella!

Veintinueve años después de que le pidieran a esta valiente madre que renunciara a su bebé, ella y su hijo han dejado a todos con la boca abierta. Ella siempre creyó en Ding y, contra todo pronóstico, lo crió para ser un gran hombre.

Son una fuente de inspiración para padres e hijos que se enfrentan a una situación similar, y desde luego, para todos nosotros: ¡todo es realmente posible con mucho amor y trabajo duro!

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