Tan triste como inspirador: la vida de "la mujer más fea del mundo"

Las culturas y sociedades tienen conceptos muy diferentes sobre lo que es bello y lo que es feo. Incluso dentro de una misma cultura, la concepción de la belleza varía de una generación a otra. Mary Ann Bevan tuvo la terrible suerte de vivir en una época en la que las personas que no correspondían al estereotipo de belleza tenían muy pocos motivos para sonreír. La historia de "la mujer más fea del mundo" es muy trágica, pero también contiene una gran lección.

Mary Ann nació el 20 de diciembre de 1874 en Londres. Pasó gran parte de su juventud trabajando como enfermera y se casó con el florista Thomas Bevan cuando tenía 29 años. Fue más o menos por este tiempo cuando la enfermedad de Mary Ann empezó a presentar síntomas. A partir de ese momento, su vida no volvió a ser la misma. Para colmo de males, su esposo murió en 1915, por lo que tuvo que criar a sus cuatro hijos sola.

Mary Ann padecía acromegalia, una enfermedad causada por el exceso de las hormonas del crecimiento, lo que provoca el aumento de partes específicas del cuerpo, especialmente las extremidades. A los 32 años, Mary Ann empezó a notar los primeros síntomas de esta afección: deformaciones progresivas acompañadas de dolores de cabeza y musculares. Pero, a pesar de su sufrimiento, Mary Ann se negó a darse por vencida y siguió trabajando para mantener a su familia.

Pero finalmente, tuvo graves problemas económicos, así que la desesperada madre eligió sacrificar su dignidad en aras de su familia. Se inscribió en el concurso "La Mujer Más Fea", y lo ganó. A partir de ese momento, Mary Ann fue conocida como "La mujer más fea del mundo". Fue una experiencia humillante, pero estaba dispuesta a tragarse su orgullo porque su familia necesitaba urgentemente el dinero del premio. 

Después de ganar el concurso, Mary Ann empezó su carrera como atracción de circo. Hizo una gira por toda Inglaterra como parte de un "espectáculo del terror", pero finalmente terminó en los Estados Unidos trabajando en el el parque de atracciones Dreamland de Coney Island. Laboró allí hasta su muerte, en 1933.

Mary Ann tuvo una vida muy dura, que refleja la época intolerante que le tocó vivir. Pero en la actualidad, la actitud hacia las personas que sufren acromegalia no ha cambiado mucho. Hace solo algunos años, la compañía de tarjetas de felicitación Hallmark vendió una postal con la foto de Mary Ann en la que se refería a ella como la mujer más fea de un concurso de citas. Afortunadamente, un médico alemán reconoció la foto y puso una queja en la compañía, en la que informaba que la mujer había sufrido esa terrible enfermedad y exigía que la trataran con respeto. Hallmark retiró sus tarjetas de inmediato. 

Resulta difícil creer que incluso hoy en día algunas personas pueden ser tan desconsideradas e insensibles cuando se trata de valorar la belleza física. Al final, Mary Ann Bevan nos mostró el sentido de la verdadera belleza: hacer todo lo posible para que sus seres queridos tuvieran lo suficiente para vivir dignamente.

Créditos:

SuperCurioso

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