Braco de Weimar con enormes tumores sufre asombrosa transformación

Este perro fue dejado en un refugio de animales, donde los que no fueran adoptados se sacrificaban en pocos días. Esta es norma es para todos los animales, incluso los sanos. Pero este perro tenía un tumor que pesaba más de 4 kg.  

Así nació este Braco de Weimar: con un enorme tumor en el estómago. Es horrible imaginar lo doloroso que ha de ser cargar con ese peso todo el tiempo. El perrito no podía ni levantarse solo. 

Los veterinarios pensaban que el animal había cargado con el tumor en su interior durante más de 1 año. Es increíble que sobreviviera a tamaña carga.

https://www.facebook.com/TickledPinkWeimaranerRescue/photos/a.575773065793985.1073741842.143358555702107/575509635820328/?type=3&theater

Puesto que los Bracos de Weimar son una raza muy poco común, la sociedad “Tickled Pink Weimaraner Rescue” se interesó por el perro, ya que se especializaba en el rescate de perros de esta raza.

Pese a las buenas intenciones de la organización, no era tan fácil. Los miembros de la organización debían tomar dos decisiones muy difíciles: ¿debían ahorrarle el sufrimiento al animal o someterlo a una complicada y peligrosa operación sin saber si el tumor era maligno? ¿Y quién correría con los exorbitantes gastos? 

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Decidieron llevar al perro a una clínica, donde la opinión de distintos doctores no fue de gran ayuda. Pero entonces algo les dio la fuerza para decidirse: después de ser examinado durante una hora, el perro se levantó y se acercó a sus salvadores. En sus ojos brillaban las ganas de vivir. La solución era clara: lo iban a operar! Por suerte, su triste historia movilizó a tantos jóvenes, que fue posible pagar el coste de la operación. 


Increíblemente, el tumor pesaba unos 5,5kg y debía de haber estado creciendo durante mucho tiempo. Y es que a Gilbert Grape (porque nunca había sido bautizado) le resultaba difícil andar sin él. Su cuerpo se había ajustado obviamente al peso del tumor, lo que hizo que las caderas estuvieran torcidas. 

Pero, pese a todo, Gilbert estaba feliz. Finalmente alguien lo había ayudado. Y con sus increíbles ganas de vivir, seguro que le irá genial en su terapia.  Por ahora ya puede acostarse sobre el lomo en lo que debe de haber sido una eternidad. Estas pequeñas muestras de alegría y bienestar son una recompensa para sus rescatadores. 

Y resulta que Gilbert ha tenido más suerte de lo que nadie hubiera esperado: ha sido adoptado y tiene un nuevo hogar. Gracias a sus rescatadores e innumerables apoyos, Gilbert puede ahora llevar una vida feliz y saludable.

Y, es que de nuevo, personas valientes como estas pueden hacer que todo salga bien cuando parecía perdido. Por desgracia, esto plantea una pregunta incómoda: ¿es necesario que los animales sufran tanto antes de poder hacer algo?

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