La historia del "perro más triste del mundo"

Lana, un perrita labrador, nació en las calles de México. Como cualquier otro perro callejero, su vida consistía en vagabundear de un lado para otro y pelear con sus compañeros de destino para obtener comida.  

Pero un día, alguien se la llevó hasta Toronto y la dejó en un refugio."Lana sentía terror por todo", recuerda Dahlia Ayoub, de la asociación Mighty Mutts.

Poco después, cuando solo tenía cinco meses de edad, una familia la adoptó. Por primera vez en su vida, Lana se encontraba en un hogar muy cariñoso y se mostraba muy feliz con los cuidados y cariños que recibía por parte de su nueva familia. 

Pero un día, mientras le daban de comer, Lana intentó morder a su dueña. Su comportamiento estaba relacionado con la vida que llevaba antes como la más pequeña de la camada, que se veía obligaba a proteger su comida con uñas y dientes. Pero en esta familia había dos niños muy pequeños y no podían permitir este nivel de agresividad, así que enseguida llevaron a Lana de regreso al refugio.

El mundo de Lana se rompió en pedazos y cayó en una profunda depresión. En el refugio, se negaba a comer o a salir a caminar. Estas fotos son desgarradoras.

Pero entonces, sucedió algo increíble: adoptaron a Lana otra vez. Por fin pudo establecerse en otro cálido hogar. Pero no vayas a creer que esto es todo y que la historia tuvo un final feliz. En realidad, nada salió como nos lo esperábamos...

Una vez más, la familia regresó a Lana al refugio, quien en ese entonces tenía tres años de edad. Como podrás imaginar, esto le acarreó graves consecuencias.

"La adopción de Lana no funcionó porque las personas querían un perro con quien jugar y a quien acariciar", dijo Brende Dobranski, fundadora de la asociación Rescue Dogs Match. "Lana es una tipa tontorrona y divertida, pero no es de esos perros que te muestran la barriga para que se la rasques y tampoco le gusta dormir con humanos. Le encanta tener una actividad propia", agregó.

Lana tiene un carácter muy independiente. Y después de todo lo que ha tenido que pasar, es comprensible que al principio no confíe fácilmente en las personas. 

Pero el refugio tenía problemas de espacio y publicaron un anuncio para informar que si nadie se presentaba a recoger a Lana, tendrían que sacrificarla.

La historia y las fotos de Lana se viralizaron en las redes sociales.

Por fortuna, alguien se ofreció a adoptar a Lana. Por fin encontró una casa nuevamente. ¡Ojalá que esta vez haya llegado a su hogar definitivo!

Es maravilloso que las redes sociales ayuden a conectar a perros como Lana con una familia. Por otro lado, es importante recordar que los animales, incluidos los domésticos, no son objetos de entretenimiento para los humanos. Son seres individuales con personalidad propia, traumas, miedos y preocupaciones. Al igual que nosotros, algunos necesitan ser guiados por el camino de la felicidad y el bienestar. Hay que responsabilizarnos de los animales que adoptemos. ¡No son ningún juguete!

Créditos:

TheDodo, BBC

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