La aterradora leyenda mexicana de la Llorona

"¡Ay, mis hijos!"

Si reconoces esta frase, seguramente te habrá recorrido un escalofrío por todo el cuerpo. Y no sin razón, pues este lamento pertenece a la figura más aterradora de la historia de México, una tenebrosa mujer conocida como "la Llorona".

 

Cuenta la leyenda que, cuando los colonos españoles llegaron a tierras mexicanas, una mujer indígena se enamoró de un caballero español, sin saber que ese amor tendría un destino fatal que la condenaría por los siglos de los siglos. El caballero español también la amaba intensamente, y de esa unión nacieron tres hermosos hijos, a los que la mujer protegía y adoraba con todo su corazón. Con el paso del tiempo, harta de tener que esconder su amor a la vista de todos, pues una relación así estaba mal vista, la indígena trató de formalizar su unión. Sin embargo, el español tenía otros planes, y comenzó a esquivar a la mujer. Al poco tiempo, ella descubrió que su apuesto caballero tenía la intención de casarse con una dama española de la alta sociedad, dejándola a ella atrás.

Con el corazón hecho pedazos, y terriblemente afligida, la mujer tomó a sus tres hijos y los llevó al río. Puesto que el dolor nublaba su razón, una vez allí, hundió a sus hijos en el agua hasta que sus cuerpecitos dejaron de moverse y murieron ahogados. Cuando recobró el sentido y vio la atrocidad que había cometido, la indígena no pudo soportar la culpa y se quitó la vida.

Pero la muerte no iba a redimir su culpa. Atormentada por sus actos, el alma de la indígena no encuentra el descanso eterno y desde entonces vaga por las noches sin rumbo fijo llorando desconsoladamente y gritando "¡ay, mis hijos!". En todo este tiempo, muchos son los que aseguran haberla visto. Dicen que se trata de una mujer joven, con larga cabellera negra, vestida con una bata blanca que cubre todo su cuerpo. Los que han podido vislumbrar su rostro aseguran que es cadavérico y aterrador. Unos dicen que va andando por las calles, otros dicen que flota, pero en lo que todos están de acuerdo es en que sus lamentos son estremecedores, pues la Llorona busca sin descanso a sus hijos, a los que ya nunca podrá abrazar de nuevo.

Los aztecas ya contaban la historia de la Llorona, pero ellos aseguraban que se trataba del alma de Cihuacóatl, la diosa del nacimiento en la cultura mexicana. A principios del s. XVI, creían que la aparición de este fantasma era nada más y nada menos que un aviso de algo terrible que iba a ocurrir. Así pues, pensaban que se trataba de un presagio de la caída del pueblo mexicano ante los invasores españoles. Sin embargo, otros aseguraban que era lo contrario: un aviso para que el pueblo luchara contra la opresión.

diosa

Por supuesto, como en todas las leyendas, la leyenda de la Llorona tiene muchas versiones a lo largo de toda Latinoamérica. Otra interpretación de la historia asegura que el caballero español era en realidad el conquistador Hernán Cortés, y que su amante era la indígena Doña Marina (conocida como Malinche). Su alma vagaría por las calles lamentándose por haber traicionado a su pueblo.

Sea cual sea la versión que te hayan contado, sea cierta la historia o no, lo que está claro es que la Llorona, esa mujer fantasmagórica que aparece a medianoche, continuará vagando por las calles, atemorizando a niños y adultos, mientras su leyenda perdure en el corazón de sus habitantes.

Nada más queda por contar, salvo una cosa... esta noche, cuando las campanas toquen doce veces, cierra todas las puertas de tu casa, esconde a tus hijos y no mires por la ventana...

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