Le mandan una carta insultándola y recibe el apoyo de todo el mundo

Lo que le pasó a Kelley Markland, una profesora de Florida, no se lo deseo a nadie. La gente suele juzgar el aspecto de los demás, pero no muchos tienen tan poco corazón como para hacer lo que esta persona le hizo a esta profesora de 36 años.  

Después de pasar un viernes precioso con toda su familia, Kelley volvió a casa y revisó si tenía correo. Cuál fue su sorpresa al encontrarse una carta sin remitente alguno que iba dirigida a ella. Al abrirla, se dio cuenta de que alguien se estaba burlando de ella: "Las mujeres que pesan 130 kg no deberían llevar pantalones de yoga". Sí, habéis leído bien. A esta "adorable" persona le molestaba que Kelley llevara unos pantalones que, al parecer, solo pueden llevar personas delgadas. 

La mujer comenzó a llorar desconsoladamente y, para desahogarse, decidió compartir su terrible experiencia en Facebook:

Junto a la carta, había una foto de una mujer que no es ella y una imagen de Ron Burgundy que decía: "tus pantalones son de yoga, pero tu trasero es de McDonald's". 

Kelley no quiso perder la oportunidad de dedicarle algunas palabras al cobarde que le mandó la carta. "[...] Todos los que me conocen saben que me preocupo mucho más que la media. Soy una mujer sensible y desprecio la crueldad hacia los demás. A mis 36 años, TODAVÍA se ríen de mí. Al que sea que me ha mandado esto: sé un adulto y dime quién eres. ¡¡¡DÍMELO!!!

Nunca he fingido ser hermosa o lucir bien, nunca he intentado llamar la atención. Llevar mis leggings "divertidos" me hizo tener un poco más de seguridad en mí misma y no parecer descuidada todo el tiempo. Siento que a algunos no les guste, pero no me visto para los demás. Con todo el odio que hay en el mundo, ¿tuviste que elegirme a mí por esto? Gracias por hacerme sentir como una mierda. Una noche maravillosa con mi familia tuvo que terminar de esta forma... estoy totalmente decepcionada con la gente". 

Lo que pasó después sorprendió a Kelley gratamente. Todos sus familiares y amigos le hicieron llegar sus mensajes de apoyo a través de Facebook. Aun así, cuando fue a vestirse el lunes para ir a trabajar, se sintió indecisa y poco segura de sí misma. Pero si no se ponía sus leggings, sería como dejar que la otra persona ganara, así que se los terminó poniendo. ¡Y bien que hizo!

Cuando llegó a la escuela, sus compañeros le tenían preparada una sorpresa: ¡la gran mayoría de ellos habían ido a trabajar con leggings! Incluso algunos padres decidieron hacer lo mismo. Gracias a este pequeño gesto, Kelley se sintió muy arropada y apoyada, y por fin pudo olvidar la mala experiencia. 

Deberíamos amar más y odiar menos. ¿Qué daño hace Kelley llevando la ropa con la que se siente cómoda? ¿Acaso no somos libres de llevar lo que queramos? Menos mal que Kelley consiguió sentirse mejor gracias al apoyo de todos sus seres queridos. Esperamos que la persona que mandó la desagradable carta haya aprendido la lección y decida quedarse callada la próxima vez que se le ocurra una idea así. Cuando no se tiene nada bueno que decir, es mejor quedarse callado. 

Créditos:

Today 

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