Niña se quema las manos con un producto para hacer juguetes
Si todos los niños lo hacen y nunca ha pasado nada, no puede ser peligroso, ¿verdad? Esto es lo que debió de pensar la madre de Kathleen Quinn, una niña de 11 años de Massachusetts (Estados Unidos), cuando su hija le dijo que quería fabricar ese famoso moco de mentira o slime del que todos los niños estaban hablando. Había cientos de vídeos en Youtube que enseñaban a hacerlo y parecía algo totalmente inofensivo. Pero ni la niña ni su madre sabían lo que pasaría una terrible noche.
Para fabricar el slime, Kathleen solo necesitaba algunos ingredientes: agua, pegamento, colorante y bórax, un compuesto que se encuentra en los detergentes y que se puede comprar fácilmente. A primera vista, todos los ingredientes parecían inofensivos. La niña los mezcló un millón de veces, haciendo la sustancia pegajosa de diferentes colores y tamaños.
Sin embargo, una noche la pequeña Kathleen comenzó a notar que sus manos ardían y le dolían terriblemente. Su madre fue corriendo a su habitación y se quedó estupefacta cuando vio que las manos de su hija estaban cubiertas de ampollas. Rápidamente, los preocupados padres la llevaron al hospital.
Allí los médicos les dieron una terrible noticia: Kathleen sufría quemaduras de segundo y tercer grado. El responsable parece ser ese producto inofensivo: el bórax. Si nos fijamos en la caja que lo contiene, lo único que se especifica es que hay que evitar su contacto con los ojos. Sin embargo, una larga exposición al bórax, puede provocar quemaduras como las que sufrió Kathleen.
El caso de Kathleen no es el único, otros padres han tenido que ver a sus hijos sufriendo terribles dolores por culpa de algo que creían que era inofensivo. La pequeña se está recuperando de sus heridas y nunca más volverá a usar el compuesto que le causó tanto dolor.
Ahora la mamá de Kathleen quiere compartir la terrible historia que le ocurrió a su hija para que otros padres nunca dejen a sus hijos fabricar slime con bórax. Es muy importante comprobar siempre que lo que les damos a nuestro hijo no supone ningún riesgo para su salud. Si no, podríamos lamentarlo el resto de nuestras vidas.
Si quieres saber más sobre la historia de Kathleen, te dejamos este vídeo (en inglés):
USA Today