Un chico que se quemó por sufrir bullying escribe un libro inspirador

Jonathan Destin parecía un adolescente feliz, que vivía con sus padres y sus dos hermanas en Marquette-les-Lille, en el norte de Francia. Sin embargo, esta feliz foto da lugar a engaño: Jonathan fue una víctima de bullying (acoso escolar) durante 6 largos años.  

Su pesadilla comenzó en la escuela primaria. De la noche a la mañana sus compañeros de clase se burlaban de él por su nombre, peso y sus notas. Cualquier cosa era un pretexto para insultarle. "Cuando tenía 11 años, pesaba 70 kilos. En el comedor todo el mundo me decía que mi destino era convertirme en un gran puerco, mientras me daban golpes por debajo de la mesa", recuerda Jonathan. 

Un día se rebeló e intentó defenderse, pero le pegaron una paliza y ya no se volvió a atrever a responder a los insultos. Sin responder, aceptaba todos los insultos y golpes.  En la escuela secundaria se convirtió en víctima de extorsión y un grupo de alumnos mayores le pegaban con frecuencia para robarle el dinero. “Mi madre siempre me daba 10 dólares para comprarme un sándwich para el almuerzo y tenía que dárselos a ellos. Siempre me esperaban en una esquina”. Durante meses pasó hambre para poder pagar a sus acosadores. Poco a poco, Jonathan fue encerrándose en sí mismo, incapaz de pedir ayuda; el miedo y la vergüenza lo habían dejado paralizado. 

Pero el 7 de febrero de 2011 la situación empeoró aún más. Jonathan tenía 16 años. Al salir de la escuela durante la pausa para su almuerzo, sus acosadores lo alcanzaron.  “Me llevaron a un callejón estrecho, no muy lejos de donde vivo. Intenté escaparme, pero uno de ellos me impidió el paso. Me acorralaron y pusieron una pistola en la frente”. Me amenazaron con matar a mis padres si a la mañana siguiente no les daba 100 dólares. Desesperado, Jonathan solo ve una salida a su situación: la muerte. 

Al día siguiente, logró comprar una botella de alcohol y se dirigió hacia un parque. Entonces vertió el alcohol sobre su cuerpo y se prendió fuego. Su cuerpo enseguida estuvo cubierto de llamas. "Estaba tan herido por dentro que era lo único que me podía aliviar. Quería echar humo, quería que todo parara. ¡Estaba tan harto de mi vida!", declara. "El dolor era insoportable. Veía cómo la piel se me caía a pedazos". Pero unos segundos antes de desmayarse, el instinto de supervivencia pudo más que él: Jonathan saltó a un canal cercano, donde unos viandantes lo vieron y rescataron. "Una mujer y su hija me lanzaron una cuerda y me agarré fuerte hasta que llegó la ambulancia". 

Youtube/BFMTV

Jonathan tenía quemaduras de tercer grado en un 72% del cuerpo. Estuvo en coma unos 3 meses, lo sometieron a unas 17 operaciones y, en total, pasó en el hospital 5 meses. Tras muchos injertos de piel y operaciones, aún está gravemente herido y ha de aprender a caminar, usar sus brazos y piernas, y a realizar todos los pequeños actos del día a día. 

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Pero Jonathan sabe ahora una cosa: no quiere rendirse. Se arrepiente profundamente de su decisión y de no haberle confiado sus problemas a sus padres, amigos o profesores. Ahora para él es importante evitar que a otros niños les pase lo mismo. 

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Para animar a las víctimas de acoso a hablar de su situación, Jonathan escribió un libro, donde cuenta toda su historia. Con este pretende ayudar a otros niños que tengan miedo o vergüenza de hablar. Además, quiere que los adultos sepan escuchar a los niños cuando necesiten ayuda y los tomen en serio. 

Desde entonces, sus padres han creado una asociación y Jonathan ha abierto una página de Facebook, donde otras víctimas de acoso pueden contactar con él. Ha empezado poco a poco a recuperar su vida y con su libro quiere ayudar a todo tipo de víctimas de acoso. El chico de ahora 21 años sueña con formar una familia y vivir una vida normal. 

En este vídeo puedes ver la historia de Jonathan (en francés):

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El problema del acoso escolar es un asunto muy grave al que los adultos han de prestar atención. Si el coraje de Jonathan te ha conmovido, comparte esta historia que puede salvar la vida de otras personas que sufren acoso. 

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