Gigantesca cadena humana salva a 10 personas de morir ahogadas

Era un día soleado en la playa de Panama City en Florida. Todo parecía transcurrir de manera tranquila y sin problemas hasta que, de súbito, los veraneantes dirigieron su vista hacia el horizonte. Algo, allí en medio del agua, se movía. "Un tiburón", pensó primero Jessica Simmons, al mirar la reacción de la multitud, pero cuando se acercó a la orilla escuchó unos gritos y comprendió lo que sucedía: había gente ahogándose.

Hacía tan solo unos 15 minutos, Roberta Ursrey junto a su esposo, sobrino y madre se habían internado nadando contra las furiosas olas de la playa. El objetivo: salvar a sus dos pequeños hijos que habían quedado atrapados en la corriente. La fuerza del mar les impedía volver a la orilla y se estaban ahogando. Sin embargo, cuando llegaron adonde estaban los pequeños, ellos empezaron a ahogarse también.

Tal era la fuerza del mar en aquel lugar que no solo la familia de 6 integrantes estaba atrapada, sino que también otras dos parejas que habían nadado hasta allí. Trágicamente, no había salvavidas de turno en la playa ese día y la policía solo observaba atónita desde la orilla a las personas que, de un momento a otro, perderían las energías para luchar contra la fuerza del mar.

Entonces fue cuando Jessica Simmons se dijo a sí misma: “Esta gente no morirá hoy. No va a suceder. Los vamos a sacar”. La chica se sabe buena nadadora. Según sus propias palabras, casi que creció nadando en una piscina. Así que tomó el bodyboard de alguien y se lanzó sin miedo al mar. Cuando la gente que estaba en la orilla vio su determinación, se les ocurrió algo genial: uno a uno se metieron dentro del agua y se tomaron de las manos para construir… ¡una gigantesca cadena humana!

Más de 80 personas se sumaron a la causa, adentrándose peligrosamente en el mar, incluso hasta donde el agua les llegaba al cuello. Algunos ya casi no tocaban el fondo con sus pies, pero eso no importaba, porque sabían que quien sostenía su mano los mantendría a salvo. Así, desde el final de la gigantesca cadena, Jessica pudo arrastrar a los dos pequeños niños hasta la primera persona, que se la pasó a la siguiente, hasta llegar a la orilla.

Pero cuando nadó hacia la abuela de los niños, supo que algo andaba mal. Había tragado muchísima agua, sus ojos rodaban hacia atrás y ya no tenía fuerzas. La escuchó decir que la dejaran allí para salvar a los demás. A Jessica se le encogió el corazón al oír sus heroicas palabras, pero insistió en que aguantara y que la podrían salvar. La abuela incluso sufrió un infarto al corazón por todo el estrés. Sin embargo, la asistencia médica llegó a tiempo y se encuentra actualmente estable en el hospital.

Cuando ya todos estuvieron a salvo y las personas que conformaban la cadena humana volvieron a la orilla, todos rompieron en aplausos y vítores. ¡Habían logrado, con ayuda de todos, salvar a 10 personas de morir ahogadas! Nadie podía creerlo, pero todos lo estaban viendo: eso es lo que pasa cuando la gente se une para ayudar a los demás. Un increíble sentimiento de conmoción, felicidad y euforia los recorría a todos.

A continuación puedes ver el video del rescate (en inglés):

La familia de Roberta Ursrey estará para siempre agradecida con Jessica y las demás personas que salvaron a su familia. Ninguno de los que estuvo presente aquel día será capaz de olvidar lo que sucedió y, por suerte, también tenemos el video en el cual podemos ver semejante gesto de solidaridad y unión. Historias como esta son, precisamente, las que nos hacen recuperar la fe en la humanidad. 

Comentarios

Más de Nolocreo