Mujer mutilada por su expareja sale adelante y crea exitoso negocio

Jennifer Espinoza tiene 33 años, dos hijos y solo un brazo. Desde que un millonario chileno la premió con casi 10. 000 euros por su esfuerzo durante el día de la madre, su conmovedora historia de maltrato y superación se ha hecho famosa y conocida en todos los rincones del país. Todo comenzó 14 años atrás, cuando Jennifer fue contratada para trabajar en una empanadería en el centro de Santiago de Chile.

Tras 6 años de trabajo, se enamoró del dueño del local, llamado Álvaro Monti, y comenzaron una relación. En ese entonces ella tenía un bebé de 6 meses de otro hombre, y los tres se fueron a vivir juntos a una de las casas de Álvaro. Todo parecía marchar bien, pero 3 años después comenzó la pesadilla…

Al principio fue solo una bofetada. Luego tres, y puñetazos. Hasta que llegó el fatídico día: el 23 de octubre del año 2012 casi muere a manos de su amado. Él, cegado por los celos, la golpeó en todo el cuerpo; intentó sacarle los ojos enterrándole los dedos; le pegó patadas en la clavícula; la apuñaló en el cuello, la pierna, la costilla derecha y el brazo. “Yo pensaba que sus celos eran una demostración de amor. Sentía yo que él me quería, que me valoraba, que yo le importaba”, cuenta Jennifer. 

Dos meses más tarde despertó en el hospital. Había estado en coma a causa de los golpes en la cabeza. Había salido con vida, pero al mirar su cuerpo ahogó un grito: estaba mutilada. Su brazo derecho ya no existía, había sido amputado. Su brazo izquierdo tenía roto los tendones y ya no podía moverlo. No podía hablar. No podía caminar. No podía oír bien. Los doctores le dijeron que su cráneo tenía un agujero y que el daño neurológico duraría un largo tiempo.

Durante meses tuvo que usar pañales y andar en silla de ruedas. Álvaro salió libre de la justicia, gracias a ser amigo de un alto cargo de la policía. Además, su caso fue archivado como “asalto” y no como agresión.

Todo parecía estar en contra, pero Jennifer estaba convencida de que podía salir adelante. Lo había perdido todo, menos una cosa: su hijo. Había sobrevivido y tenía que lograr superar los problemas por él. Con esto en mente, empezó su propio negocio de hacer pasteles, tortas y tartaletas para vender en Internet. Con una sola mano, que apenas tiene fuerza y que es incapaz de levantar, se levanta todos los días temprano para cocinar. Vende todo a través de su Facebook:

“Yo digo, estaré incompleta físicamente pero, en realidad, puedo hacer tal vez mucho más que muchas personas… muchas personas que están totalmente completas”, afirma Jennifer. Para ella es difícil bañarse sola, peinarse, no puede usar sostenes. Pero aún así volvió a encontrar el amor y hoy ya tiene a Mía, una bebita de 2 meses de edad. 

Su expareja de 8 años sigue libre, sin pagar por sus crímenes ni devolverle lo que le pertenece. Pero a Jennifer lo que más le importa ahora es sacar a su familia adelante. Lo que ella quiere para Mía, su pequeñita, es que sepa “hacerse valer, y que no se deje ofender por nadie, ni siquiera un grito. Y darle las herramientas para que ella sea una niña de bien, fuerte, valiente”. 

Youtube/TVN

Es difícil comprender de dónde podemos obtener tanta fortaleza las personas. A pesar de las adversidades, de la incapacidad física, de la injusticia y la tristeza, Jennifer salió adelante y su negocio es cada vez más exitoso. Ya sea con una sola mano, sin la movilidad suficiente y sin la capacidad de acunar a su bebé, ella se las arregla para suplir todas y cada una de las necesidades que se presentan en el camino. Estoy viva, nos cuenta, y por eso mismo hay que seguir adelante, sin echarse a morir por las cosas que nos hayan pasado. Sin lugar a dudas, Jennifer no solo es una "supermadre", sino también una supermujer. 

Si quieres ver un reportaje con más detalles sobre su historia, puedes ver un video a continuación:

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