Una profesora ayuda a un alumno y gana un bonito premio

A los profesores les gusta decir que conocen bien a sus alumnos, pero Jean Thompson descubrió cómo de equívoca puede ser esa noción. Todo lo que hizo falta fue la historia de un niño pequeño en particular.

El primer día de clase, Jean dio la bienvenida a toda su clase de quinto año y les dijo que todos serían tratados por igual. Era algo que a ella le gustaba decir aunque sabía que no era verdad. Y es que eso no es posible, especialmente este año, porque Teddy Stoddard estaba en la tercera fila.

Jean ya lo había visto el año anterior por el patio. Él casi nunca jugaba con otros niños y su ropa estaba siempre sucia. También tenía un humor bastante extraño; tanto que otros niños intentaban evitarlo. En los primeros meses como su maestra, Jean tuvo que ponerle malas notas aunque le dolía mucho hacerlo.

Flickr/brandon schauer

Jean tenía curiosidad por saber más sobre Teddy y miró su expediente escolar. En primero, su profesor había escrito de él: "Teddy es muy amigable, curioso y le encanta reírse. Completó bien sus tareas y es muy educado. Es un placer tenerlo en clase".

El profesor de Teddy en segundo había escrito esto: "Teddy es un estudiante excelente. Es querido por sus compañeros, pero la enfermedad de su madre le ha afectado mucho. Su vida debe ser muy difícil en este momento".

Cuando Teddy estaba en tercero, su profesor decía de él: "Teddy continua trabajando duro, aunque la muerte de su madre lo haya afectado mucho. Por desgracia, su padre no muestra mucho interés en Teddy, y me preocupa que la situación familiar sea un problema si nadie hace algo pronto por él".

Su profesora de cuarto: "Teddy es muy reservado y no muestra mucho interés en clase. No tiene muchos amigos, a veces se queda dormido y llega tarde a clase. Parece que Teddy se ha convertido en un caso difícil".

Flickr/fourbyfourblazer

Ahora Jean sabía por qué Teddy se comportaba así. Pero, ¿qué podía hacer ella al respecto?

Coincidió que se acercaba el periodo de Navidad. Todos los alumnos de Jean le regalaron algo bonito y adornado con lacitos. Todos excepto uno, que solo estaba envuelto en un papel marrón.

Jean abrió los regalos delante de todos, y cuando desenvolvió el regalo del papel marrón, algunos alumnos empezaron a reírse. Sacó de dentro una pulsera de plástico y una botella medio vacía de perfume. Jean les dijo a sus alumnos que no se rieran y dijo lo mucho que le gustaba la pulsera; se puso algo de perfume en las muñecas y se las frotó juntas.

Cerró un momento los ojos para olerlo y cuando los abrió, Teddy estaba delante de ella. "Señorita Thompson, hoy olerás como mi madre", dijo tímidamente.

Cuando los niños se fueron, Jean se echó a llorar. Tras recibir ese regalo tan especial le prestaba atención especial a Teddy en clase. Trabajó con él y vio que el niño respondía. Era como si su tristeza y soledad se estuvieran marchando. Mientras más lo animaba, mejor trabajaba. Hacia final de año, Teddy sacaba buenas notas y era uno de los mejores alumnos de la clase de Jean.

Un año más tarde, Jean encontró  una nota bajo su puerta. Era de Teddy, que decía que Jean era su profesora favorita. Seis años más tarde, recibió otro mensaje de Teddy: se había graduado del instituto y era el tercer mejor estudiante de su promoción. También reconoció que aún era su profesora favorita.

Cuatro años más tarde, Jean recibió una carta más de Teddy. En ella explicaba a Jean que nunca le fue fácil continuar en la escuela, pero ella lo motivó. Había acabado la universidad y... ¡sorpresa!: Jean seguía siendo su profesora favorita, todos estos años después.

Flickr/PROUS Department of Education

Otros cuatro años pasaron y Teddy escribió a Jean para decirle que su vida iba muy bien y que, gracias a su ejemplo, él había seguido estudiando y trabajando duro. Como siempre, le dijo a Jean que era su profesora favorita (y que siempre lo será), pero su nombre cambió un poco. Ya no era Teddy, ahora la firma era del Doctor Theodore F. Stoddard.

Pero eso no es todo. Un par de años más tarde, Jean recibió otra carta. En ella, Teddy le contaba que había conocido a una chica, que estaban enamorados y que se iban a casar. Le contó a Jean que su padre había fallecido hacía unos años, y le pidió a Jean que asistiera a la ceremonia y se sentara en la parte reservada para los padres. Ella, emocionada, aceptó.

El día de la boda de Teddy, Jean se puso la pulsera de plástico y el perfume de su madre que Teddy le regaló cuando él era un niño muchos años antes.

Flickr/Lance Neilson

Esto demuestra que es importante intentar comprender de dónde viene cada uno, ya que todos tenemos una historia. Cuando la historia es trágica, es cosa nuestra encontrar el potencial, romper las barreras y dejar salir ese potencial que todos tenemos dentro.

Este tipo de esfuerzo es especialmente importante con niños, ya que ellos esconden el mayor potencial posible.

Créditos:

diply

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