Estas 15 fotos demuestran que la inocencia puede causar estragos
Ay, la niñez, aquella época de la vida en donde todo se reduce a jugar, comerse todos los vegetales y dormir. ¿Quién hubiese imaginado que algunos de nuestros actos o preguntas eran impertinentes o pasados de la raya? Afortunadamente yo crecí en una época en donde los padres no publicaban en Internet todas las cosas que sus hijos hacían sin entender por qué estaba mal o era inapropiado. ¿Pero para qué lo vamos a negar? El mundo es mucho más entretenido ahora que conocemos las meteduras de pata de la vida cotidiana. ¡Sobre todo cuando se trata de niños y su inocencia extrema! Intenta no reírte con estas 14 fotos:
1. "El mejor photobomb accidental".
2. "Mi sobrino se escapó hoy en la tienda. Lo encontré haciendo esto".
3. El helado que hizo esta niña dejó a la madre colorada.
4. "Mi hermana chica es una artista".
5. "Encontré las Barbies de mi hija así. ¿¿Debería preocuparme??".
Found my daughter's Barbies like this. Should I be concerned??? LOL pic.twitter.com/y2HC0nCCo0
— Shanalee (@Shanalee1982) 26 de agosto de 2014
6. "Bueno, mi hijo ganó este trofeo de pesca...".
7. "Una noche mientras escuchábamos rap antiguo mi hijo dibujó dos tocadiscos. Me alegré de que no dibujara un micrófono también".
8. "Mi hermana de 9 años salió de su pieza y dijo que había hecho algodón de dulce de globos... no es exactamente algodón de dulce".
9. "Mi hijo encontró mis 'cañas de pescar'".
10. "Hoy llevé a mi hijo de 2.5 años a una galería de arte".
11. "El año pasado, mi hijo de 5 años llegó corriendo y agitando esto por todos lados. Dijo que era un cohete".
12. "Hoy encontré a mi hijo sentado así".
13. "Mi hija no entiende por qué no puede llevar su cuerda de saltar mañana al colegio".
14. "Mi sobrino hizo una 'torre de huevos' para llevar a la escuela en Pascua de Resurrección...".
15. "Mi hermano chico quería ser un dinosaurio en Halloween. Creo que lo está haciendo bien".
Al menos yo desde la primera no pude parar de reír. Qué suerte que aún están lo suficientemente pequeños como para no tener que explicarles la verdadera razón por la que nos reímos, ¿no es cierto? Pero el testimonio quedará para siempre y lo verán cuando sean adultos. ¡Me encantaría ver sus caras ese día!