Aterrador: asesino en serie crea su propio "castillo de la muerte"

A lo largo de la historia, las novelas y las películas de terror han capturado la imaginación de millones de personas alrededor del mundo. A muchos les encanta recrear en su mente las situaciones más escalofriantes en las que se pueda encontrar un ser humano. Algunas incluyen escenas con temibles fantasmas o criaturas sobrenaturales, pero con frecuencia, las historias más espantosas son acerca de los monstruos reales que nos rodean. Las escenas que nos ponen los pelos de punta son aquellas que se refieren a hechos verídicos, que nos dejan con una pregunta en la mente: "¿Cómo es capaz alguien de cometer tales atrocidades?" Uno de estos monstruos fue Henry Howard Holmes, un asesino en serie cuyos violentos crímenes se quedan cortos al lado de nuestras peores pesadillas. 

Holmes nació en 1860 en New Hampshire. Cuando tenía 21 años se inscribió en una escuela de medicina, y con sus conocimientos sobre la materia sentó las bases para cometer sus escalofriantes crímenes. El primer matrimonio de Holmes duró muy poco. Al poco tiempo, se casó por segunda y por tercera vez. Al parecer, era un hombre encantador y tenía talento para seducir a las mujeres jóvenes, quienes al final desaparecían bajo circunstancias extrañas. 

Holmes también era un talentoso estafador y se las arregló para acumular una pequeña fortuna con sus mentiras. En ese entonces, aún no había cometido los crímenes que lo harían famoso más tarde. Construyó el escenario de su sangrienta carrera cuando se mudó a Chicago y creo su propia casa del terror. 

Pocos años antes de la Feria Mundial de 1893, Holmes empezó la construcción de su perverso hotel diciéndole a los inversores que sería un alojamiento de primera durante la prestigiosa exhibición. Pero lo que los empresarios ignoraban era que el hotel tenía secretos muy oscuros, incluidas habitaciones ocultas, un calabozo de tortura y rampas que Holmes usaba para transportar los cuerpos de sus víctimas al sótano sin ser percibido. En esta habitación descuartizaba los cuerpos y los disolvía en ácido. Durante la construcción, Holmes tuvo mucho cuidado de que nadie sospechara de lo que estaba haciendo. 

Cuando el hotel terminó de construirse y se abrió al público, Holmes empezó a seducir a mujeres jóvenes que viajaban solas, a las que ofrecía hospedaje barato e incluso trabajo. Pero una vez que caían en la trampa, no había forma de escapar. La mayoría desapareció sin dejar huella, su destino se descubrió mucho más tarde. Holmes las llevaba a la cámara de tortura, las ataba a un banco y abusaba brutalmente de ellas con cuchillos, ganchos y ácido. Incluso había construido una cámara de gas para asfixiar a sus jóvenes víctimas. Mientras ellas se retorcían en agonía, Holmes veía desde un agujero que había en la pared cómo morían lenta y dolorosamente.

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Una de las víctimas de Holmes era una madre con la que tuvo un romance. Ella y su hija de ocho años se habían mudado al hotel después de que su marido descubriera la infidelidad. Se acercaba la Navidad y la nueva pareja quería celebrarla en el hotel. Pero una noche, Holmes tomó a la mujer y a su hija y las llevó al calabozo. Nunca más las volvieron a ver. 

peep hole

Los estudios médicos de Holmes le sirvieron de entrenamiento perfecto para su sangrienta carrera. Podía desmembrar los cuerpos fácilmente y eliminarlos sin dejar huella alguna. Estaba tan seguro de que nunca lo descubrirían que incluso empezó a vender los esqueletos de sus víctimas a la universidad local. 

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Holmes logró continuar con sus temibles actos durante muchos años sin levantar sospechas. Su arresto tardío y su condena por algunos de los asesinatos fueron el resultado de una casualidad. Durante su largo festín de asesinatos, Holmes también había cometido un fraude fiscal a gran escala. Durante un enfrentamiento con uno sus cómplices, lo golpeó hasta matarlo y fue arrestado por ese homicidio. Entonces, el fraude que salió a la luz. Mientras se reunían las pruebas para el juicio, la policía registró el hotel y descubrió todos sus oscuros secretos. Holmes confesó otros 27 asesinatos durante los interrogatorios posteriores.

Aunque trató de revocar sus confesiones, Holmes fue hallado culpable y sentenciado a muerte en la horca. El 7 de mayo de 1896, lo llevaron al patíbulo para que cumpliera su condena. Hasta la fecha, se ignora el número exacto de sus víctimas, pero se cree que fueron entre 27 y 200. Solo una cosa es segura: Henry Howard Holmes ha sido uno de los asesinos en serie más brutales que jamás hayan existido. 

Su "castillo de la muerte" iba a ser convertido en un museo, pero se incendió bajo circunstancias sospechosas. Aunque ya no existe, este escenario de tantas atrocidades, junto con el hombre que las llevó a cabo, han creado una de las leyendas más aterradoras de la historia de Estados Unidos. 

Créditos:

Teepr, Wikipedia

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