Una mujer cuida a un gorila como si fuera su hijo

Los homínidos incluyen a los gorilas, chimpancés y orangutanes, y son nuestros parientes más cercanos en el reino animal. Son extremadamente inteligentes y viven en grupos con complejas estructuras sociales. Cualquiera que haya pasado un poco de tiempo con estos fascinantes animales sabrá que se parecen mucho a nosotros.

Un caso que hizo que esta similitud fuera innegable fue el de un gorila llamado John Daniel. El animal vivió en el pequeño pueblo inglés de Uley a principios del siglo 20. Sus padres fueron asesinados por militares franceses en el país africano de Gabón y el pobre gorila huérfano fue vendido y transportado a Inglaterra. En 1917, Rupert Penny, de Uley, descubrió al animal en una tienda de mascotas de Londres y lo compró por 300 libras, lo que ahora equivaldría a 30.000 dólares.

Rupert se llevó al gorila a casa y lo llamó John Daniel. Pero su nombre no fue lo único humano que le dio al gorila: se lo dejó a su hermana Alice y ella lo crió como si fuera su hijo.

Al tiempo, John Daniel empezó a dar paseos con los niños de su pueblo y se convirtió en un miembro más de la comunidad. Incluso participaba en el tradicional té de por la tarde. Los niños lo subían a una carretilla y le daban paseos por el pueblo.

John Daniel era famoso por su apetito, y de cuando en cuando se tomaba su copa de sidra. Era todo un señor en la mesa.

Hasta hace no mucho aún quedaba gente en Uley que recordaba a John Daniel como un vecino muy especial. Se solían reír mucho de como le encantaba arrasar con todas las flores del jardín y comerse las que se veían más apetitosas.

A pesar de las risas, el final no fue feliz. Cuando John Daniel se hizo adulto, Alice no podía hacerse cargo de él y lo enviaron a Estados Unidos para que un refugio cuidara de él. O eso creía ella.

Por desgracia, eso no fue lo que pasó. El dueño de un circo compró a John Daniel y lo envió a un zoo. El pobre gorila echaba de menos a su "madre" Alice y su salud empezó a empeorar. Apenas podía comer. Cuando Alice se enteró, intentó ir a los Estados Unidos para buscar a su peludo amigo y llevarlo de vuelta a su pueblo.

Por desgracia para John Daniel, llegó demasiado tarde.

Poco antes de que Alice llegara, John Daniel murió de una infección en el pulmón. Eso fue en 1921. Su cuerpo fue embalsamado y ahora se puede ver en un museo de Nueva York. Su historia demuestra lo inteligentes que son nuestros parientes.

Los gorilas que crecen cerca de humanos son capaces de aprender de nuestro comportamiento y de vivir cerca de nosotros. Y cuando miramos de cerca, es obvio que las complejas emociones que sienten estos animales se parecen a las nuestras de muchas formas.

John Daniel fue mucho más que un simple primate. Durante un tiempo, fue un miembro muy querido de una comunidad. Sin embargo, si hay algo con lo que quedarse de esta historia, es que los animales salvajes siempre lo pasan mejor si se les deja en su hábitat natural.

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