La extraordinaria historia de las gemelas silenciosas

June y Jennifer Gibbons fueron dos gemelas de Gales con una relación muy extraña durante todas sus vidas.

Durante su niñez, su familia era la única de color que vivía en el pequeño pueblo. Blanco de rechazos y burlas, nunca se hicieron amigas del resto de los niños y se convirtieron en inseparables. 

Con el tiempo inventaron su propio idioma que nadie más entendía y solo hablaban entre ellas. Su familia estaba tan preocupada que decidieron separarlas y enviarlas a diferentes internados. Sin embargo, esto no cambió las cosas, pues una vez que se reunieron, se volvieron más inseparables que nunca. 

Fue entonces cuando comenzaron a escribir historias que contaban delitos extremadamente violentos. Finalmente acabaron cometiendo los delitos en la vida real, incluyendo robos y actos pirómanos. No tenían objetivos en la vida y estaban aburridas. June escribió en su diario: "Sin amigos. Nada que hacer. Nada con que llenar las horas vacías". 

A las gemelas las diagnosticaron como psicópatas y las enviaron a la institución mental de Broadmoor, famosa por acoger a algunos de los delincuentes más deplorables del país. Las gemelas estaban en habitaciones separadas, pero las enfermeras se las encontraron en muchas ocasiones sentadas en la misma y extraña postura. A veces June pasaba un día entero comiendo sin parar, mientras Jennifer no comía nada; todo esto sin comunicarse la una con la otra de ninguna forma. 

El lazo que las unía era extraño y fuerte. Antes de que las enviaran a prisión, incluso se intentaron matar la una a la otra. June intentó estrangular a su hermana con un cable de teléfono y Jennifer intentó ahogar a June en un río. Finalmente, se perdonaron. Las dos intentaron suicidarse durante su estancia en prisión, pero finalmente empezaron a creer que una de las dos tendría que morir para que la otra viviera de verdad. 

Cuando las visitó la periodista Marjorie Wallace, que estaba escribiendo sobre ellas, Jennifer le contró: "Marjorie, Marjorie, tengo que morir". Cuando la periodista, le preguntó por qué, Jennife rcontestó: "Porque es lo que hemos decidido".

En un momento dado se decidió enviar a las hermanas a otra institución más cercana a su familia en Gales. Sin embargo, cuando llegaron al nuevo lugar, Jennifer estaba inconsciente y fue llevada de inmediato al hospital, donde murió de una grave enfermedad cardíaca. La autopsia mostró que las causas de su muerte habían sido naturales y no había pruebas de envenenamiento o asesinato. 

Más tarde June declaró que su hermana no se encontraba bien el día anterior ni durante el viaje a la nueva clínica. "Hablaba arrastrando las palabras (...). Estaba muy cansada y decía que estaba muriendo. Luego se durmió con la cabeza apoyada en mi regazo, pero con los ojos abiertos".

Tras la muerte de su hermana, June no mostró tristeza."Soy libre. Me siento liberada. Por fin Jennifer dio su vida por mí".

También escribió un poema para la lápida de su hermana, que decía: "Una vez fuimos dos/ Las dos éramos una/ Ya no somos dos/ Éramos una en vida/ Descansa en paz".

Sea cual fuere la causa de la muerte de Jennifer, la relación entre las dos hermanas resulta bastante extraña y, al mismo tiempo, conmovedora. A pesar de su historial criminal, es difícil no sentir compasión por estas dos chicas a las que rechazaron y que solo encontraron consuelo en la otra; en vida y muerte.

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