Activistas salvan a 1300 perros de ser sacrificados para comer en China

En medio de la noche, en la región de Guangdong, en China, un enorme camión se abría camino para llegar a su destino. Durante 3 días había recorrido más de 2. 000 kilómetros para llegar con una valiosa carga a la ciudad de Yulin, donde un famoso y controversial festival anual tomaría lugar. Nos referimos al Festival de Carne de Perro.

Este es uno de los platillos que se sirven durante este evento: un guisado de carne de perro, en donde incluso se pueden distinguir terroríficas partes del animal, como su dentadura. 

El camión del que hablamos transportaba más de 1.300 perros y algunos gatos, muchos de ellos mascotas robadas. Su cruel destino era servir de platillo principal para las miles de personas que visitan el festival y que celebran esta práctica como una antigua costumbre china.

El remolque estaba repleto de decenas de jaulas increíblemente estrechas y llenas de perros encarcelados. Muchos de ellos aullaban, gemían o sollozaban despacio. No habían comido ni bebido agua en los últimos 3 días y estaban desesperados. Las jaulas eran tan pequeñas que los perros se aplastaban entre ellos, no tenían ni un mínimo espacio para moverse y menos para estirar las patas. Una tortura horrible.

Sin embargo, dos activistas que andaban por la zona vieron frente a sí a la inmensa mole con miles de jaulas apiladas, y decidieron reunir toda su valentía interna para hacer algo. 

Cuando el camión se detuvo en una gasolinera, los animalistas encontraron el momento preciso para entrar en acción: primero, llamaron por refuerzos. Luego, interceptaron al conductor e impidieron que se subiera de vuelta al camión. Para hacerlo, le exigieron que les mostrara los certificados de salud y transporte que son obligatorios para todo animal. Cuando el chofer dijo que no tenía tales documentos para los más de mil perros, los voluntarios llamaron a la policía.

En muy poco tiempo los refuerzos llegaron y el camión fue rodeado por más de 300 activistas y unos 100 autos. Con este inmenso contingente, el conductor del camión no tuvo cómo continuar su camino y, cuando la policía llegó, se vio obligado a dejar en libertad a los perritos. 

Lamentablemente, al menos 20 de ellos habían muerto de asfixia o deshidratación durante el camino. Los demás se encontraban en pésimas condiciones, pero había esperanza. Los sobrevivientes fueron tratados por los cientos de voluntarios y derivados a distintos refugios caninos para recibir la ayuda médica, comida y agua que necesitaban. ¡Qué alivio! 

Uno de los veterinarios que ayudó en los refugios comentó: “Este fue un rescate audaz, el más grande de un camión de perros y gatos que hayamos visto en China hasta ahora. Aplaudimos el valiente trabajo de los hombres y mujeres amantes de los animales que salvaron la vida de estos aterrorizados animales que se dirigían a una matanza brutal”.

La carne de perro se consume de manera normal en muchas regiones de China, pero los grupos animalistas cada vez hacen mayor presión para que festivales como el de Yulin sean cancelados. Afortunadamente estos perritos pudieron ser rescatados por los activistas jóvenes de la misma región, aunque eso no impidió que muchos otros murieran en el festival que se celebró, a pesar de las controversias, durante este año. 

Esperamos que en el futuro las leyes chinas se pongan más firmes frente a la comercialización de carnes ilegales, sobre todo cuando se trata de animales robados. Cosas como estas no pueden seguir sucediendo. 

Créditos:

Shangaiist, boredpanda

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