Un lituano rescata a una cría de alce, que vuelve a visitarlo a diario

Cuando el lituano Erikas Plucas volvió un día a casa, se encontró con una imagen desoladora: una cría de alce, que no debía tener más de 2 semanas, yacía junto a su entrada. "Estaba desnutrida, sucia, triste, y con la piel infestada de moscas. Aterrorizada, intentó escapar de mí, pero estaba tan débil que no pudo ni levantarse". 

Seguramente, unos cazadores habían matado a la madre del animalito, que había huido en busca de ayuda. Rápidamente la metió en casa y empezó a cuidar de ella. Cuando pidió consejo a sus amigos, todos le dijeron que era ilegal y que tenía que librarse de ella. Sin embargo, Erikas desoyó todos los comentarios y decidió quedársela. Primero comenzó a buscar hojas para alimentarla, y le dio leche para beber. Sabía que si no lograba que comiera, el alce moriría. Erikas decidió llamarla Emma. 

Las primeras semanas no fueron fáciles: Emma tenía que comer cada 4 horas y lloraba cada vez que Erikas entraba en casa. A veces el hombre dormía a su lado para que esto no pasara. Entre el hombre y el animalito se creó una amistad muy especial. Pero tan especial que cuando Erikas decidió que era hora de dejarla libre, Emma se marchó, pero no se olvidó de Erikas. ¡¡Desde entonces Emma visita a Erikas cada día!!

"Me ha cambiado la vida. Siendo hombre, me he convertido en mamá de un alce. Soy todo lo que ella tiene y viceversa. A veces me pregunto si fui yo quien la salvó a ella o fue al contrario". Emma ha crecido y es ahora una alce preciosa y grande, pero no se olvida de quien la cuidó y se desvivió por ella cuando más lo necesitaba. Sin duda, la fidelidad de los animales no tiene fin. 

Créditos:

Bored Panda

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