Madre da a luz a trillizos de solo 23 semanas que lograron sobrevivir
Emma Seaton estaba felizmente casada con su marido, Ray, con quien tuvo a su hijo Billy, que ahora tiene nueve años. La pareja había tratado de tener otro hijo durante mucho tiempo, pero parecía que el destino no quería complacerlos.
Sin embargo, un día de 2014, Emma se sentía muy cansada y tenía náuseas, así que decidió hacerse una prueba de embarazo, solo para descartar esta posibilidad. Estaba segura de que se trataba de una gripe u otra cosa.
Pero, para su sorpresa, ¡el resultado fue positivo!
A las 12 semanas acudieron al médico para el primer ultrasonido. El médico levantó las cejas y les dio la inesperada noticia: mellizos. Pero continuó viendo la imagen de la pantalla. Después, con el ceño fruncido, añadió lentamente: "Hay OTRO más".
A ambos padres les costó mucho trabajo recuperarse de la impresión. Nunca se había registrado un embarazo múltiple en ninguna de las dos familias. Tener trillizos es un caso en un millón.
Por supuesto, el embarazo fue complicado. Emma estuvo muy enferma y, con solo 22 semanas de embarazo, empezó a sentir contracciones. Era demasiado pronto, por lo que obviamente se asustó muchísimo. El médico la envió de inmediato al hospital.
"Ray y yo tuvimos una conversación terrible con los médicos", recuerda Emma. "Creímos que habíamos perdido a nuestros bebés y estábamos devastados".
Durante dos días, tanto los padres como los médicos estuvieron luchando por postergar el parto. Emma tomó infusiones de esteroides para fortalecer los pulmones de sus bebés prematuros. Pero después de 23 semanas de embarazo, los pequeños Alfie, Conor y Dylan vinieron al mundo.
Cada uno pesaba 400 gramos. Emma no podía sostenerlos en brazos, porque estaban rodeados de máquinas que los mantenían con vida. Hasta hace poco se creía que los bebés no podían sobrevivir si nacían antes de la semana 26, como mucho de la 24; pero, en este caso, se trataba de la semana 23.
"Los dos estábamos desesperados", recuerda su madre. "Ray me trajo fotos, y Alfie se veía tan pequeño, rodeado de tantos cables y sondas". Su piel era totalmente transparente y era evidente que no habían terminado de desarrollarse.
Emma y Ray estaban desbordados por el miedo y el estrés. Cada día que los bebés seguían vivos era como una gran victoria. Pero al siguiente día les esperaban retos escalofriantes.
Para padres de recién nacidos, no poder tocar a sus bebés es simplemente una tortura. Ray y Emma solo tenían permiso de hablar con ellos a cierta distancia, enviarles todo su amor y palabras de aliento a través de sus voces. Enfrentaron una amenaza tras otra: el pulmón de uno colapsó, el otro estuvo a punto de quedarse ciego, el tercero pasó por una cirugía de corazón.
Y, sorprendentemente, siempre lograron sobrevivir. Siguieron adelante. Sus pequeños cuerpos crecieron y siguieron desarrollándose. Hasta que por fin...
Sus padres pudieron abrazarlos, acariciarlos, besarlos y tenerlos en brazos. Una a una, las máquinas se fueron apagando. Los bebés fueron liberados de las sondas y los cables. Seis meses después del parto, toda la familia —con los tres nuevos bebés— pudo irse a casa.
Los bebés todavía necesitaban suplementos para respirar; solo salir de casa, con todo el equipo normal para un bebé (pañales, biberones, etc.), multiplicado por tres, más oxígeno extra y un niño de nueve años que todavía requería atención, fue de todo menos fácil.
Ellos pudieron con todo esto, y lo más importante es que ¡los trillizos lograron sobrevivir! Alfie, Dylan y Conor son los bebés más prematuros en el mundo que han logrado sobrevivir.
Actualmente, y para sorpresa de todos, son un trío de alegres y bulliciosos niños de dos años que mantienen ocupados a sus padres todo el día.
¿Cómo se las arregló Billy, el hermano mayor, para adaptarse a esta triple incorporación a la familia? Pues ha sido un personaje sereno, cariñoso y muy activo en toda esta historia. Como cuenta Emma:
"Él ha madurado mucho. Como todos nosotros, está disfrutando de ser parte de una familia de seis miembros".
¡Qué niño tan generoso! ¡Y qué familia tan valiente! Solo nos resta desearles mucha suerte guiando a la pequeña tropa.