Un bebé nacido en 1993 no ha envejecido nada

Cuando Brooke Greenberg nació por cesárea en 1993, sus padres estaban contentísimos de traerla al mundo. Aparte de que apenas pesó dos kilos al nacer y que requería una operación sin importancia para arreglarle un problema en la cintura, a Brooke la declararon un bebé sano. Los médicos que asistieron en el parto no tenían ni idea de que esta pequeñina sería una de las mayores rarezas en la historia de la medicina moderna.

Cuando los Greenberg llevaron a su hija a casa, todo parecía normal. Pero al pasar las semanas y los meses vieron como algo extraño ocurrió: parecía que su hija no estaba creciendo mucho. Sus padres buscaron consejo médico, pero ni ellos sabían por qué Brooke no se desarrollaba. Solo su pelo y sus uñas creían, mientras que el resto de su cuerpo seguía igual. Cuando tenía cuatro años Brooke dejó de crecer por completo. Esta enfermedad era tan rara que tuvieron que darle un nombre especial: Síndrome X.

En los primeros seis años Brooke sufrió de una serie de enfermedades que sobrevivió milagrosamente. Por ejemplo, a los cuatro años Brooke entró en coma repentinamente. Los médicos dijeron que era por culpa de un tumor cerebral. Sus padres temían que su muerte fuera inminente; tanto es así que empezaron a pensar en qué ataud le comprarían a su hija. Pero 14 días después, Brooke salió del coma y su tumor había desaparecido. Una vez más, los médicos no encontraban una explicación a la recuperación repentina de Brooke.

Tras una infancia llena de extrañas enfermedades, Brooke se mantuvo sana durante sus años de adolescente, pero sus capacidades mentales nunca avanzaron más allá de las de una niña de 2 años. Y físicamente, el cuerpo de Brooke no se desarrolló más allá del tamaño de un niño.

En este vídeo, en inglés, podrás saber más sobre la vida de Brooke y las dificultades a las que se enfrentó:

Por desgracia, Brooke no vivió mucho: en 2013, a los 20 años, perdió la vida a causa de una broncomalacia, una enfermedad que dificulta la respiración en niños.

El increíble caso de Brooke Greenberg ilustra lo mucho que la quiso su familia. A pesar de los desafíos que la vida le puso, su familia la ayudó a disfrutar de su vida al máximo. ¡Qué ejemplo más inspirador!