Exdrogadicta publica fotos de su drástica transformación

Dejah Hall tenía 17 años cuando una noche asistió a una fiesta que puso su vida patas arriba. Hasta entonces, había sido una alumna de instituto muy sociable y llevaba una vida bastante "normal".

Youtube/ABC15 Arizona

Pero en la fiesta alguien le ofreció un analgésico ilegal. Al aceptarlo, Dejah se sumergió sin quererlo en profunda pesadilla. "La primera vez solo tomé una pastilla, pero debido a tensiones y conflictos en casa, todo lo demás fue un camino cuesta abajo".

La adolescente comenzó a consumir drogas con mayor frecuencia. Muy pronto alcanzó la suma de seis pastillas de una sola vez, todos los días. 

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Tres años después, y con solo 20 años, Dejah decidió enfrentarse a su adicción. No podía seguir viviendo así. Empezó un programa de rehabilitación, pero poco después recibió una noticia muy triste: la madre de un amigo muy cercano había muerto. Dejah sintió la necesidad de dejar la clínica por unos días para estar con su amigo y asistir al funeral. No obstante, las reglas del programa no lo permitían, así que la expulsaron del mismo.  

Estaba dispuesta a luchar por cuenta propia, pero resultó ser más difícil de lo que había imaginado. 

"Los períodos de abstinencia eran horrorosos, y después de ocho días quedé destrozada psicológicamente. No podía mover las manos, estaba paralizada. Vomitaba con frecuencia". Dejah hubiera querido pasar por todo esto en medio de un ambiente armonioso y tener gente a su alrededor que la apoyara. Pero se había alejado mucho de su familia. No contaba con un lugar adecuado adonde ir.

Y siguió reuniéndose con la gente equivocada en los momentos más inoportunos. Un "amigo de un amigo" resultó ser particularmente perjudicial. 

"Yo estaba vomitando y recuerdo que él estaba fumando heroína. Le dije que me parecía asquerosa y que dejara de hacerlo, pero él me dijo que le diera solo una fumada para mejorar los síntomas de la abstinencia. Mi lado adicto emergió y le dije que solo le daría una fumada y nada más. Pero a la segunda, me rendí ante la sensación. Era tan reconfortante".

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Gracias a la "ayuda" de ese amigo, Dejah se convirtió en heroinómana. A partir de entonces, su descenso a los infiernos fue cada vez más rápido. Su vida entera solo tenía un sentido: las drogas. De la heroína a las anfetaminas solo había un pequeño paso. Todo lo que quería era escapar de los tormentosos recuerdos, de su vida, de la vida en sí misma. 

"Era un monstruo en todos los sentidos. No me importaba herir a los demás, no me importaba nada en el mundo. Para ese entonces, me había quedado sin amigos y sin familia".

Le daba lo mismo estar viva o muerta. A pesar de estar acostumbrada a la indiferencia, también tenía la extraña sensación de ser invisible: "Me sentía como un superhéroe". Empezó a vender drogas y perdió tanto peso que prácticamente era un esqueleto, no superaba los 42 kilos. Tiempo después, en diciembre de 2012, un acontecimiento penetró el caparazón de acero en el que se había convertido: fue a ver a su abuelo. 

 

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Él le había pedido que lo visitara. Siempre había amado a su hermosa y alegre nieta, pero verla en estas condiciones le causó un gran impacto y lo puso muy triste.

"No te preocupes. Voy a estar bien" , le prometió ella antes de despedirse.

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Justo unas horas después de la visita, fue arrestada por posesión de drogas. Dos semanas más tarde ingresó en prisión y, lo peor, su abuelo murió. Ella le había prometido recuperarse, pero ahora se encontraba al borde de un abismo incluso más profundo. Él se había ido para siempre. 

Algo se rompió dentro de ella.

"Dejé de drogarme de golpe en la cárcel. Fue decisión mía, ya que uno puede conseguir drogas ahí dentro, pero ya estaba harta".

Durante todo el tiempo que pasó encerrada, Dejah resistió la tentación de las drogas. Se sentía motivada para intentarlo una vez más. Cuando salió de prisión, era una mujer completamente distinta. Al mirar sus antiguas fotos, dijo: "Solo puedo ver a una persona devastada, que se ha rendido".

Su nueva fortaleza no la ha abandonado. Actualmente, Dejah trabaja, tiene una hija, e incluso tiene grandes proyectos en marcha: "Me estoy preparando para ser pastora y espero tener mi propia iglesia algún día".

Hace poco, publicó una foto de antes y después en Facebook, la cual muestra el cambio extremo y ofrece esperanzas a todos aquellos que todavía andan vagabundeando: ¡es posible reconstruir tu vida!

"Hay caminos y salidas; es muy importante pedir ayuda. Las personas no nos pueden leer la mente", les recuerda a los adictos y a todos los que estén luchando contra un problema.

"No se den por vencidos si están tratando de mantenerse sobrios", dice Dejah. "Es un honor que mi historia esté llegando a mucha gente y estoy abierta a que vengan a hablar conmigo si necesitan ayuda".

Mira este vídeo para saber un poco más sobre su historia (en inglés):

Se necesita mucha fuerza y coraje para escapar del doloroso círculo vicioso de la drogadicción. Su abuelo ya no vive para verlo, pero no cabe duda de que su amor le ayudó enormemente.   

Es asombroso e inspirador cómo Dejah se las arregló para transformar su vida. ¡Buena suerte, sigue adelante!

Créditos:

Dailymail

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