Mujer con cáncer terminal prefiere morir a terminar con su embarazo

Carrie DeKlyen tenía 37 años cuando fue diagnosticada con gliobastoma, un agresivo tumor cancerígeno que acabaría con su vida en muy poco tiempo. La madre de 5 hijos solo tenía una alternativa: probar un tratamiento experimental que, si funcionaba, podría alargar sus expectativas de vida incluso por 20 años. Sin embargo, cuando estaban haciéndole los análisis necesarios para comenzar con el tratamiento, recibió una noticia completamente inesperada.

Resulta que Carrie no estaba sola en su lucha contra el cáncer, sino que… ¡estaba embarazada! Su sexto hijo crecía en su vientre sin que ella ni su esposo Nick lo hubiesen notado. Pero eso lo cambiaba todo, ya que el tratamiento solo podría llevarse a cabo si se terminaba con el embarazo. Carrie se vio de repente frente a una terrible encrucijada: ¿intentar salvarse a sí misma o salvar al bebé? 

Había algo que ambos sabían con certeza: continuar con el embarazo significaba que Carrie no tendría ninguna posibilidad de hacerse tratamientos y que, por lo tanto, probablemente moriría rápidamente. Sus 5 hijos de 18, 16, 11, 4 y 1 año necesitaban de una madre. Pero Carrie se sentía incapaz de terminar con la vida de su hijo que venía en camino. En su corazón, la decisión ya estaba tomada: daría su vida por salvar a ese nuevo ser. 

“Ella es del tipo de madre que quiere estar con sus hijos todo el tiempo, ya sea construyendo fuertes en el patio, llevando a los hijos a pasear al parque o haciéndoles almuerzos especiales. Realmente voy a extrañar esos momentos”, explica Nick en una entrevista. No es difícil comprender la decisión de Carrie si pensamos qué tan altruista era para con sus hijos. 

Todo sucedió muy rápido: tan solo en abril de este año Carrie recibió el terrible diagnóstico. En julio ya se encontraba en estado vegetal. Diversos tubos y máquinas se encargaban de mantenerla con vida, proporcionándole el oxígeno y la alimentación necesaria. Y, a principios de este mes, los doctores de la Universidad de Michigan decidieron que ya debían sacar al bebé de su interior. Con solo 21 semanas nació Life Lynn DeKlyen, extremadamente prematuro, pero con esperanzas de vida.

Life tendrá que vivir en el hospital durante, al menos, 45 meses. Sin embargo, Carrie logró el objetivo que se había propuesto como madre, el de salvar la vida de su último hijo. Tan solo al día siguiente de haber dado a luz, los doctores desconectaron las máquinas que la mantenían viva, y Carrie murió.

Su esposo Nick se hará cargo de los 6 hijos que tuvo junto a su amada esposa. Para ayudarlos, su hermana creó una página de GoFundMe. Según sus propias palabras: “Quizás no en esta vida, sino que cuando se acabe mi tiempo, estaré de nuevo con ella en el cielo. Ella tomó la decisión de darle a Life la oportunidad de vivir, y yo no podría sentirme más orgulloso de eso”. 

Créditos:

People, mummypages 

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