La abuela descubre un bulto en su espalda y la manda al médico

"En verano de 2008, la vida iba bien", confiesa el norteamericano Carlos Prieto, con un matiz de nostalgia en su voz. "Mi esposa y yo llevábamos un tiempo casados y teníamos una hija de 5 años, Kayla". Aquí es cuando su voz empieza a quebrarse.

YouTube/Joy of Life on the Gulf Coast

El día del quinto cumpleaños de Kayla, su madre la estaba vistiendo cuando su abuela entró en la habitación. Ella fue la primera en notar algo extraño en el cuerpo de la pequeña: un bultito en la espalda. La anciana, precavida, sugirió que llevaran a su nieta al médico por si fuera algo grave. Cuando la doctora le hizo una resonancia magnética, se confirmaron los peores presagios.

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Cuando los resultados estaban listos, la doctora llamó a la familia para que fueran a la consulta. Allí, mirándolos a los ojos, les dio la devastadora noticia de que Kayla tenía un tumor en la espalda. Se apresuraron en llevarla al famoso hospital para niños de St. Jude, donde podrían tratar su delicada enfermedad.

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Durante las primeras dos semanas, Carlos, su esposa y Kayla se sentían fuera de lugar viviendo en ese hospital. Natural; nadie se imagina que va a tener que pasar tiempo en un sitio así con su hija de tan solo 5 años. Tras esas dos semanas de pruebas y exámenes, tenían una diagnosis: la pequeña tenía un tipo de cáncer conocido como neuroblastoma esparcido por toda la columna vertebral. Eso significaba que tendrían que pasar mucho más de dos semanas en el hospital.

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El tratamiento de quimioterapia se extendió durante meses, y Kayla perdió el pelo en el proceso. Fueron momentos duros para todos, pero aún tenían fe y nadie se rendía. Tras la quimioterapia, tuvieron que operarla dos veces en el plazo de una semana para intentar quitarle el tumor. 

 

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Y así fue: tras las operaciones, su cáncer entró en recesión. Aunque no fue hasta los 12 años, 7 años más tarde desde que empezó su tormento, que Kayla se recuperó por completo. Durante ese tiempo, con mayor o menor frecuencia, aún tenía que pasar tiempo en el hospital. Pero ya no más. "Ahora, la vida va bien de nuevo", dice Carlos, esta vez con una sonrisa en los labios. Aquí puedes ver, en inglés, la entrevista completa en vídeo:

A sus 12 años, Kayla es una niña feliz y activa, que toca muy bien el violín. Y hay dos razones principales que llevan a que esté ahora así: 1, que la abuela descubrió a tiempo algo que no le parecía normal, y 2, que sus padres se apresuraron en darle el mejor tratamiento posible. Esperemos que Kayla nunca más vuelva a pasar por algo similar y que la vida de Carlos siga igual de bien.

Créditos:

littlethings

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