Chico en silla de ruedas hace 800 kilómetros del Camino de Santiago

La mayoría de las ciudades, por desgracia, aún no están adaptadas para que las personas que vayan en silla de ruedas no tengan por qué preocuparse por la accesibilidad. Para concienciar de este hecho, dos hermanos han decidido hacer lo impensable: recorrer 800 kilómetros en silla de ruedas.

Juan Luis Marfil Fernández tiene una discapacidad del 96 %. A sus 20 años, está postrado en una silla de ruedas por culpa de una parálisis cerebral. Para recaudar fondos para la asociación La Ciudad Accesible, que trabaja para acabar con las desigualdades para personas con discapacidad, tuvo una idea: con la incondicional ayuda de su hermano Oliver, se propuso recorrer el Camino de Santiago. Esta es una de las tradiciones más conocidas de España, que consiste en andar hasta la ciudad de Santiago de Compostela, donde descansan los restos del apóstol Santiago.

Pero recorrer los 800 kilómetros que separan la localidad navarra de Roncesvalles, casi en la frontera al norte con Francia, hasta el destino final de Santiago es todo un desafío para cualquier persona. Más aún para alguien como Juan Luis, que apenas puede mover su cuerpo. Por suerte, su hermano Oliver estaba ahí para él. Aunque se considera "poco deportista", Oliver tiene que empujar a su hermano y a su pesada silla por cuestas y acantilados varios.

Además, tomaron la senda original: una ruta de tierra con difíciles obstáculos para cualquier peregrino. "Otros valientes ya se han aventurado a hacer el Camino de Santiago en silla de ruedas, pero la falta de accesibilidad en algunos tramos impedía su avance normal junto al resto de peregrinos, obligándoles a tomar rutas alternativas por carretera. Lo que hará este camino diferente es que trataremos de evitar estas rutas alternativas atravesando todas las barreras que nos vayamos encontrando, sean cuales sean éstas", señala Oliver.

¡Y solo tardaron 40 días en completar la hazaña! Lo cual es bastante impresionante teniendo en cuenta que las personas sin discapacidad tardan unos 34 días de media. Cientos de personas, entre amigos, familiares y seguidores, recibieron a los hermanos en la plaza del Obradoiro, donde termina el Camino. Allí, Juan Luis no pudo contener las lágrimas y dio rienda suelta a sus emociones. Fue el momento en el que se dio cuenta de que, junto con su hermano y los muchos desconocidos que de una forma u otra lo ayudaron en el arduo Camino, había conseguido derribar una barrera que parecía imposible.

Y además de ser una aventura inolvidable, quieren que los medios de comunicación se hagan eco para que las cosas cambien a mejor: "Lo que queremos es gente más concienciada, queremos espacios para todos, donde cualquier ser humano, independientemente de sus capacidades, sea tenido en cuenta", dijo Juan Luis tras su triunfante llegada a su destino. Y por si fuera poco, recaudaron un total de 6.500 euros para su asociación. La fuerza de voluntad de estos dos hermanos debería concienciar al resto de la población de la importancia de derribar las barreras que una persona discapacitada se encuentra en su vida diaria, de forma que no se sienta excluida o diferente al resto. ¡Un aplauso para estos dos valientes!

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