Joven exconvicto no puede encontrar trabajo debido a un tatuaje facial

A pesar de tener solo 19 años, el neozelandés Mark Cropp ya ha hecho muchas cosas en su vida de las cuales se lamenta amargamente. 

Su historia delictiva empezó varios años antes cuando trató de venderle drogas a un turista. Después de involucrarse en una discusión, Mark sacó una navaja y le robó al hombre. 

A los 17 años, Mark fue enviado a prisión por robo a mano armada. Sin embargo, este joven de Nueva Zelanda no maduró demasiado durante su estancia en ese lugar. Un día que se había emborrachado con una bebida hecha de manzanas fermentadas, pan y azúcar, Mark le pidió a un compañero de prisión que le hiciera algo que tuvo consecuencias permanentes: un tatuaje en medio de la cara.

"Antes de que me diera cuenta, ya tenía esto en la cara. Estaba tan inflamado como una maldita calabaza", dijo Mark, lamentándose.

Fue puesto en libertad después de pasar dos años en prisión y ahora vive con su prometida y el pequeño hijo de ambos. 

Mark está buscando trabajo desesperadamente para mantener a su pequeña familia, pero nadie quiere darle una oportunidad. "En un centro de trabajo me dijeron: 'No le daría empleo a alguien que tiene eso en la cara, no me detendría ni un segundo a verlo'", contó este chico. 

Según Mark, él pidió un tatuaje pequeño a lo largo de la mandíbula, pero a los autores "se les pasó un poco la mano".

Ojalá que Mark haya aprendido de sus errores y logre llevar una vida honesta muy pronto.

Créditos:

The Sun

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