Rescatan a perrita callejera que tenía cientos de perdigones enterrados

Amal Andari, una mujer del Líbano, iba con una amiga camino a una villa en las afueras de Beirut. Como ella es voluntaria en la organización animal “Animals Lebanon”, vio a una cachorrita vagando por la orilla del camino e inmediatamente quiso detener el auto para darle un poquito de agua que la refrescara. Sin embargo, cuando se bajaron, vieron que algo muy malo le había sucedido.

La perrita, de apenas 2 meses de edad aproximadamente, tenía un gigantesco hoyo en su cabeza. Horrorizada con la herida, comenzaron a llamar a la cachorrita para poder ver más de cerca qué es lo que le había pasado. La perrita “Estaba un poco asustada, pero la llamamos y vino, y estaba moviendo su cola. Se acercó, pero lentamente, y le dimos un poco de agua”. 

Facebook/Animals Lebanon

Mientras la cachorrita bebía del agua que le habían ofrecido, Andari vio a un hombre de la zona y le preguntó si sabía algo sobre la condición de la perrita. “Me dijo que no sabía. 'Quizás un perro la atacó', me dijo“. Pero Andari tenía un mal presentimiento…

Cuando llegaron al veterinario para curarla, el doctor le hizo una radiografía para determinar la profundidad de la herida de la cabeza. Y, cuando vieron los resultados, todos los presentes ahogaron un grito. ¡La cachorrita estaba llena de decenas de balines!

Facebook/Animals Lebanon

“Habían tantos perdigones. Creemos que un grupo de adolescentes se 'divirtieron' disparándole”, relata Andari. En efecto, en el Líbano, y otros países del mundo, gente malvada suele dispararle a perros callejeros o envenenarlos para que mueran. Incluso si se trata de pequeños cachorritos como esta.

En “Animals Lebanon” decidieron llamar a la perrita Botok. El veterinario decidió que, en su caso, lo mejor era no sacarle los perdigones, ya que no estaban cerca de un órgano o dañando alguna función en especial. Eran tantos que se hacía más peligroso intentar eliminarlos que dejarlos. Además, le trataron su herida de la cabeza y, por último, la trataron por un virus que se había contagiado y que es mortal en caso de que no se medique. 

Sin embargo, Botok solo tenía un 25% de posibilidades de sobrevivir. 

Todos en la organización tenían las esperanzas puestas en que Botok se recuperara y… ¡así fue! Luego de una semana con el tratamiento, se veía una increíble mejoría y ya salió de riesgo vital. “Tiene un apetito de vivir. Ella quiere vivir, eso es lo que creo”, dice Andari. 

Actualmente, Botok vive en un hogar temporal y está a la espera de que una familia le entregue todo el amor que se merece. Los perdigones quedarán enterrados en su cuerpo para siempre como un terrible recuerdo de lo que el ser humano es capaz de hacer. Pero su corazón habrá sanado gracias al desinteresado trabajo de voluntarios como Andari. 

Si quieres ver un video con sus radiografías, puedes hacerlo a continuación: 

Créditos:

the dodo

Comentarios

Más de Nolocreo