Una chica de la que abusaron se recupera y acaba recibiendo premios
Beth Thomas solo tenía un año cuando su madre murió. Se quedó sola junto a su hermano recién nacido y su padre, que era un hombre extremadamente violento. Atrapados en un infierno del que no podían salir, ambos niños estaban completamente desatendidos por su padre, que además abusaba sexualmente de su hija, indefensa.
Cuando Beth tenía 19 meses, ella y su hermano fueron rescatados y adoptados por unos padres que sí los querían. La parte posterior de la cabeza de su hermano de siete meses estaba plana. Ni siquiera podía levantarla, ya que lo habían dejado durante mucho tiempo en su cuna sin moverlo. Por su parte, Beth sufría horribles pesadillas.
Nadie le dijo a los padres adoptivos lo que los niños tuvieron que sufrir. Pero con el tiempo, se notaba más y más que Beth tenía comportamientos muy extraños. La pequeña se masturbaba tan a menudo que su vagina le sangraba. En ocasiones, le clavó agujas a su hermano y a las mascotas de la familia. Pero aún peor, un día intentó matar a su hermano estampando su cabeza contra el suelo de cemento del sótano.
Temiendo por su propia seguridad y la de los que la rodean, los padres adoptivos de Beth la llevaron a un psiquiatra. Su terrible pasado salió a la luz. Los abusos hicieron que fuera incapaz de sentir amor o compasión por nadie. Incluso confesó, sin ningún tipo de remordimiento, que quería apuñalar a sus padres mientras dormían.
Con intención de ayudar, llevaron a Beth a un centro especial que cuidaba a niños que habían sido abandonados o abusados. Un cuidador especializado paró los comportamientos extremos de Beth, y además la enseñó a amar y aceptar el amor de otros. Una vez que entendió lo que suponía ser valorada y que confiaran en ella, empezó a verse a sí misma como una persona importante.
Tras un año de terapia intensiva, Beth ya era casi como las demás chicas de su edad. Iba a un colegio público, tenía amigos y cantaba en el coro de una iglesia. Aun así, tenía un largo camino por delante porque sus heridas psicológicas tomarían un tiempo en curarse.
Gracias al prolongado tratamiento, Beth aprendió a sentir empatía por otros y a confiar en la gente. Se graduó en la universidad y ahora trabaja de enfermera. Lo que es más: recibió un premio por su rendimiento excepcional como matrona.
Aquí puedes ver un documental en inglés sobre la increible historia de superación de Beth.
Beth nunca se librará del dolor y los recuerdos que atormentaron su niñez, pero a pesar de todo ella es un ejemplo de que, con ayuda, los traumas psicológicos también se pueden superar. Su impactante caso muestra lo que pasa a niños que sufren ese tipo de abuso. Cuesta pensar en lo que sería ahora de ella si nunca la hubiesen ayudado. El hecho de que ahora sea feliz y tenga éxito en su profesión es un tributo a todos los que la han ayudado en su vida.