Abandona a su bebé con síndrome de Down y lo busca tiempo después

En enero de 2015, Ruzan Badalyan, de Armenia, dio a luz a Leo, un niño que había deseado durante mucho tiempo. Pero cuando los médicos examinaron al bebé, le diagnosticaron un trastorno genético que tomó a la joven madre por sorpresa: Leo había nacido con trisotomía 21, una alteración conocida como síndrome de Down. 

En la cultura armenia existe un estigma social relacionado con la enfermedad que padece Leo, ya que se considera una vergüenza para toda la familia. Ruzan fue víctima de esta regla social, y se negó a ver e incluso a tocar a su propio hijo.

Samuel Forrest, el padre de Leo, tuvo que enfrentarse a la terrible decisión de abandonar a su esposa o a su hijo recién nacido. En cuanto Samuel conoció a su bebé y lo tomó en brazos, tuvo claro de inmediato que quería quedarse con él. Ante los ojos de Samuel, su hijo era hermoso y perfecto, así que decidió dejar a su mujer y regresar con su hijo a su país natal, Nueva Zelanda.

Samuel lanzó una campaña de donación en GoFundMe con el nombre de "Lleva a Leo a casa" (Bring Leo Home), la cual suscitó un gran interés por parte de los medios, e incluso recibió ayuda de algunas celebridades. Samuel tuvo mucho éxito y logró reunir más de 500.000$ para el pequeño Leo y su nueva vida juntos en Nueva Zelanda. Mientras tanto, Ruzan recibió críticas muy duras que la tachaban de mala madre y mala esposa por solicitar el divorcio solo una semana después del nacimiento de su hijo. En un esfuerzo por defender sus actos, publicó un mensaje en Facebook que decía: "Sam nunca me sugirió que me fuera con él y que criáramos al niño juntos en su país".

En efecto, su versión de la historia sonaba bastante distinta. Aseguró amar a su hijo, pero sabía qué tipo de obstáculos tendrían que enfrentar en Armenia. En ese momento, se sentía abandonada por su marido y estaba sumida en una depresión postparto. Estaba consciente de que su salario era insuficiente para garantizar el bienestar de Leo, y de que él tendría una mejor vida en Nueva Zelanda. Así, con todo el dolor de su corazón, dio la autorización para que su hijo se marchara con su papá. 

Cuando Leo tenía un mes, la pareja se reconcilió. Ruzan se arrepintió profundamente de lo que hizo. Había sido una decisión muy dura, que tuvo que tomar bajo las circunstancias más difíciles de su vida mientras se encontraba aturdida completamente. Retiró la demanda de divorcio antes de que llegara a su fin y se mudó a Nueva Zelanda para vivir con su hijo y con su marido. 

En ese entonces, muchas personas en todo el mundo reprobaron su decisión de mudarse. Sin embargo, Samuel ha perdonado a su esposa. Ahora Ruzan es otra persona y no puede imaginar su vida sin Leo: "Lo amo mucho. Hace un año, no podía imaginar la vida junto a él, pero ahora no puedo imaginar mi vida sin él. Me ha transformado por completo. Puedo asegurar que ahora soy alguien distinto", declaró en una entrevista. 

Finalmente, Ruzan se trasladó a Nueva Zelanda en junio de 2015, donde ahora cuida a su hijo. Leo es todo para ella; lo valora más que a nadie en el mundo. "Fue el día más feliz", dijo ella. "Era tan pequeño y tan dulce. Recuerdo que lo abracé. Empezó a balbucear. Era tan tierno. Yo estaba tan contenta".

Leo está haciendo grandes progresos con sus terapias, se está desarrollando muy bien, tanto física como intelectualmente. Este niño activo y sonriente ahora tiene unos padres que están muy orgullosos de él. Y para ayudar a otros padres a experimentar la misma felicidad, esta pareja está trabajando para eliminar los prejuicios que existen contra el síndrome de Down en Armenia.

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¡Leo realmente es un tesorito! Cualquier padre estaría muy orgulloso de un hijo como él. 

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¡Una verdadera montaña rusa de emociones! Aunque tuvieron que sortear muchos obstáculos en el camino, al final todo salió bien para la familia. Pero una cosas es cierta, todos los protagonistas de esta historia merecen ser felices. Esto solo es un intento por mostrar que siempre hay dos o más versiones del mismo acontecimiento, y de que todos los involucrados tienen el mismo derecho a ser escuchados. 

Créditos:

Daily Mail, Facebook

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