Pequeño bebé es operado exitosamente de un tumor en su cara
Mary y Mark Grundum, de Wisconsin, estaban emocionados cuando fueron a hacer el ultrasonido de Mary en su semana nº 20 de embarazo. Allí se enteraron de que su octavo hijo iba a ser un niño. Pero cuando el rostro del doctor cambió repentinamente, supieron que algo andaba mal.
Youtube/Bostonchildrenshospital
En la pantalla podían ver un gran bulto cerca de la boca del feto. Resultó ser que su bebé sufría de no solo una, sino que de dos extraños problemas. El primero era "encefalofele" (también conocido como “cráneo bífido”), que sucede cuando el cerebro del bebé crece fuera de su cráneo. El segundo era una hendidura facial. Estas condiciones pueden llegar a ser fatales e, incluso cuando no, son severamente incapacitantes.
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Pero Mary y Mark, que ya eran padres de siete hijos, estaban determinados a continuar con el embarazo. Esperaron a que el bebé creciera hasta que Mary dio a luz. Cuando vieron a su hijo recién nacido no pudieron negar que esto iba a ser uno de los más grandes desafíos de sus vidas:
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Pero la pareja tenía una ventaja que las generaciones pasadas no tenían: internet. Así que mientras Mary aún estaba embarazada, hizo una seria investigación que terminó por dar resultados: Mary encontró a John Meara, un cirujano plástico de Boston que ya había trabajado con este tipo de condiciones anteriormente. Juntó el valor suficiente y lo contactó de manera directa, sin tener ninguna expectativa de que él le respondiera.
Pero al día siguiente sonó su teléfono. Era el doctor Meara, quien aceptó hacerse cargo del bebé. Los Grundum estaban felices de su buena fortuna, aunque la situación permanecía aún extremadamente incierta. Aún así, apenas su hijo Dominic nació, no podían evitar estar esperanzados mientras preparaban todo para partir a Boston.
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Cuando llegaron, el doctor les explicó lo que tendría que hacer. La pareja agradeció el apoyo y encontró muy amables al doctor y a los trabajadores del hospital. Finalmente, el momento llegó: Dominic iba a tener una cirugía de 10 horas, dirigida por el Dr. Meara, y que iba a necesitar de docenas de trabajadores de cada departamento del hospital.
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Al final, la operación tardó “solo” 6 horas. Pero iban a tener que esperar por semanas antes de saber si Dominic iba a estar bien.
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Lo primero que notaron es que el bebé podía mover sus ojos: ¡era una buena señal! Y entonces empezaron a jugar.
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Y luego… ¡sonrió! ¡Por primera vez!
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Ya sabían con certeza que la operación había sido un éxito. Tendrían que hacer controles anuales, pero desde ahora Dominic iba a estar rodeado de sus padres y sus numerosos y amorosos hermanos en Wisconsin.
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Puedes ver la historia completa (en inglés) aquí:
Qué increíble historia de determinación y perseverancia. Y qué increíble suerte tuvieron los Grundum al encontrar al doctor con las habilidades y el coraje necesarios para realizar exitosamente una cirugía tan peligrosa. A los dos años, Dominic luce feliz y sano, tiene un montón de amigos y crece normalmente. Esta es una esperanzadora historia que nos habla sobre las ganas de vivir, ¡y que nos ayuda a apreciar nuestras propias vidas mucho más!