Una pareja acude al banco de esperma para tener hijos pero algo va mal

Jennifer Cramblett y su pareja, Amanda Zinkon, decidieron formar una familia a finales de 2011. Así que Jennifer eligió quedarse embarazada mediante una fecundación in vitro. Para iniciar el proceso, la pareja acudió a un banco de esperma en su Estado natal, Ohio, EE. UU., con el fin de encontrar un donante adecuado para ser madres. Al contratar los servicios del banco de esperma, la pareja podía "adquirir" exactamente el tipo de hombre que querían como padre biológico de su bebé. La pareja tenía una idea muy específica sobre sus rasgos físicos, ya que querían que el bebé también tuviera un parecido físico con Amanda. Finalmente eligieron al donante 380, de ojos azules, pelo rubio y, lo más importante, piel blanca.

Después de haber concretado la elección, Jennifer fue inseminada por un médico que usó la muestra del banco de esperma. Todo marchó bien, y el sueño de la pareja de fundar una familia estaba a un paso de hacerse realidad.

Nueve meses después, llevaron a Jennifer rápidamente al hospital, donde recibió el shock más grande de su vida al dar a luz: su bebé tenía una apariencia completamente distinta a lo que esperaba. ¡En realidad, el bebé era negro! La pareja estaba absolutamente desconcertada.

¿Cómo pudo pasar esto? Resultó que el banco de esperma cambió accidentalmente la muestra del donante blanco elegido por la pareja: un empleado se confundió al leer el número del donante escrito a mano, 330 en lugar de 380, el cual correspondía a un afroamericano.

Por un lado, Jennifer tenía el corazón hecho pedazos y tuvo que enfrentar sentimientos de angustia, decepción y miedo sobre la posibilidad de criar a una niña negra. Ella creció en una ciudad predominantemente blanca en Ohio, y su primer contacto con una persona negra fue en la universidad. Ella ignoraba casi todo sobre la cultura negra afroamericana y no estaba preparada en absoluto para una maternidad interracial. Además, temía que su conservadora familia se negara a aceptar a su hija negra. Simplemente, no podía imaginarse criando a una niña de raza negra en un entorno así.

La otra parte del problema era que el banco de esperma había cometido un error muy grave. Confundir el esperma puede provocar cambios irreversibles en la vida de alguien, justo como en el caso de Jennifer. Muchas personas estarán pensando que el banco debería rendir cuentas ante la justicia por no haber entregado la muestra que la pareja había comprado.

En respuesta a esta situación, Jennifer ha demandado al banco de esperma por negligencia, incumplimiento de contrato y fraude. Actualmente hay un juicio en curso y a finales de este año un juez dictará sentencia. 

Es necesario que el banco de esperma asuma su responsabilidad por no entregar a Jennifer y a Amanda el esperma del donante que ellas pidieron. Un error de este tipo resulta inaceptable en nuestros tiempos, ya que tendrá un impacto en esta pareja por el resto de sus días, de una forma que jamás pudieron imaginar. Su juicio ha llamado la atención en todo el país, y muchas personas se han empezado a cuestionar seriamente acerca de la adecuada maternidad de esta pareja. La reacción de Jennifer y Amanda ha consistido en aclarar rotundamente que ellas aman a su hija con todo su corazón. Incluso, la pareja ha hecho todo lo posible para asegurarse de que su hija reciba los mejores cuidados, incluido el trayecto de muchos kilómetros hasta una peluquería especializada en cabello afroamericano, así como la búsqueda de asesoría de trabajadores sociales y sociólogos. Esta pareja está haciendo un gran esfuerzo para que su hija sea criada en un ambiente solidario, que acepte a las personas sin importar su raza o posición social.

¿Qué opinas? ¿Debería el banco de esperma pagar legalmente por esta confusión?

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