Camina durante cuatro años y termina a 10.500 kilómetros de su casa

La última vez que sus familiares y amigos vieron a Anton Pilipa fue en Vancouver en 2012. Este joven trabajador humanitario padecía esquizofrenia durante muchos años, y su familia no había podido convencerlo de que necesitaba tratamiento. Su enfermedad le había causado serios problemas, incluso fue acusado por agresión con arma de fuego en 2011. Pero un día, simplemente desapareció. 

La familia de Anton contactó con la policía para que empezaran a buscarlo. Pasaron los días, las semanas y los meses sin saber nada de él. Parecía que la tierra se lo hubiera tragado. 

Youtube/WORLD PAPARAZZI

Anton y su hermano Stefan siempre se habían llevado muy bien, por lo que Stefan no pensaba rendirse hasta encontrarlo. Se negaba a creer que Anton estuviera muerto, pero empezó a perder la esperanza con el transcurso de los años. Poco a poco, aceptó el hecho de que lo más probable era que no volviera a ver a su hermano nunca más. 

Pero en diciembre de 2016, Stefan recibió una inesperada llamada telefónica. "Me sorprendió muchísimo", dijo. Y no era para menos: ¡la persona con la que estaba hablando por teléfono le dijo que habían encontrado a Anton, vivo! "A esas alturas, estaba convencido de que estaba muerto, ya que era la única posibilidad que justificaba su larga ausencia", recordó Stefan. Nunca imaginó la increíble historia que se ocultaba detrás de la desaparición de su hermano.

Lo más extraño de esta aventura es el lugar donde encontraron a Anton. De alguna manera, se las había arreglado para traspasar los límites de Vancouver y terminar en Brasil, ¡a 10.500 kilómetros de su casa! Resulta increíble cómo llegó hasta ahí.

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Cuando Helenice Campos, una agente de policía brasileña, miró a Anton por primera vez, pensó que era un vagabundo. Llevaba la ropa desgarrada y no portaba ningún documento ni pertenencia personal en los bolsillos. Helenice lo llevó a la comisaría, y, con ayuda de varias embajadas, logró identificarlo. Fue mucho después cuando descubrieron los detalles del extraordinario viaje que lo llevó hasta el corazón de la Amazonia.

Cuando decidió dejar Vancouver en 2012, Anton tenía una idea muy clara pero un poco descabellada de su destino: la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, en Argentina. Simplemente se había puesto en marcha con la ropa que llevaba puesta. Durante el viaje, tuvo la suerte de recibir ayuda de algunos desconocidos que le regalaron ropa y comida. 

Anton atravesó diez países durante su viaje: Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, Argentina y Brasil. ¡Y todo esto a pie y sin documentos oficiales! Su esquizofrenia le ha dificultado hablar sobre el viaje, así que muchos detalles siguen sin quedar claros. Por cuatro años había vivido completamente desconectado del mundo, con el mínimo contacto humano. 

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Cuando llegó a la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, no lo dejaron entrar. La razón es muy sencilla: ¡no contaba con ninguna identificación! ¡Así que decidió regresar a través de la selva amazónica caminando más de 800 kilómetros entre serpientes, arañas venenosas, jaguares y caimanes de 3 metros de largo! Al final del trayecto había perdido todas la uñas de los pies. 

Cuando lo encontraron, Anton estaba descalzo y llevaba unos pantalones cortos. Stefan lanzó una campaña en GoFundMe para recolectar fondos para trasladar a su hermano de regreso a Canadá. Solicitó 8.000$, ¡pero ya ha recibido el doble de la cantidad!

Después de todos estos años, los hermanos por fin pudieron reunirse . "Me sorprende mucho que siga vivo y que haya llegado tan lejos", dijo Stefan, todavía muy emocionado. Pero tuvo que admitir algo: "Las dificultades de su viaje le dejaron huellas en el cuerpo y la cara. Y ahora tiene mucho más pelo que la última vez que lo vi".

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Stefan también explicó que habían encontrado a su hermano "justo a tiempo". Su salud había empezado a empeorar mientras permanecía en el hospital esperando a que su familia fuera a recogerlo.

Anton está consciente de lo afortunado que es. "Sé que tengo mucha suerte de seguir vivo. Me siento muy feliz de poder volver con mi familia", dijo. Pero cuando habla acerca de su aventura, también dice: "Nunca me sentí solo. Han sido muchos años de reflexión, durmiendo al aire libre. La vida es muy sencilla, no necesitamos muchas cosas".

Actualmente, Anton vive con su hermano y su medio hermana en Vancouver; está esperando a ser juzgado por los cargos que se le imputaron en 2011.

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Puedes ver toda la historia en este vídeo (en inglés):

No cabe ninguna duda de que el viaje de Anton es único e increíble. Lo más probable es que los últimos años hayan sido muy duros. Ojalá que reciba el tratamiento que necesita para su esquizofrenia y pueda reintegrarse a la sociedad rodeado de su familia y amigos. 

Créditos:

Dailymail, Nzherald, Newshub

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