Esta pareja de ancianos española es engañada por su hijo

El drama social de los desahucios afecta a ciudadanos de las clases bajas que por diversos motivos no son capaces de pagar su alquiler o su hipoteca. Pero es especialmente descorazonador cuando las víctimas son personas mayores que no tienen energía para empezar una nueva vida en otro lugar. En este caso es aún más grave ya que los protagonistas han sido engañados por alguien muy cercano a ellos.

Los madrileños María del Carmen Lebrón, de 81 años, y Antonio Pleguezuelo, de 76, son analfabetos. Además, María es sorda de nacimiento y Antonio sordomudo desde los 4 años. Hace unos años, cuando su hijo Goyo los llevó a firmar unos papeles en el banco, no dudaron en confiar en él. Pero la pareja no sabía qué estaba firmando.

Sin saberlo, estaban avalando a su hijo en la compra de un piso. Cuando Goyo se quedó sin trabajo, no pudo seguir pagando la hipoteca. El banco entonces no dudó en saldar la deuda de Goyo a costa de María y Antonio: querían quitarles su casa. Pero esta pareja de ancianos había vivido ahí desde el año 1969 y no tenía ningún otro sitio al que ir.

Por suerte para ellos, su otro hijo, Benjamín, tomó cartas en el asunto. Descubrió que su hermano se había aprovechado de sus padres y no iba a permitir que fueran ellos los que acabaran pagando por su imprudencia. Presionó al banco para que les conceda a sus padres un alquiler social. A través de internet recogió más de 200.000 firmas a favor de esta idea.

"No es justo que se queden en la calle a estas alturas de su vida. No es justo que les quiten la casa que tanto esfuerzo les ha costado pagar", declara Benjamín. Además, su casa está adaptada para todas las necesidades que tienen: al ser sordos, no pueden escuchar el timbre cuando los llaman, por lo que tienen luces instaladas para alertarlos de que alguien los llama.

Por suerte, la presión hizo efecto: el banco les ha concedido pagar un alquiler social, así que aunque tendrán que pagar por vivir en una casa que ya era suya, al menos no los desahuciarán y podrán vivir el resto de sus días en su propio hogar.

En este caso el hecho de que no eran conscientes de qué estaban firmando fue clave para parar el desahucio. Pero tristemente miles de familias pasan por una situación similar sin salir bien parados. Hay que tener cuidado con lo que uno firma, que a veces puede destrozar tu vida.

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