Joven pareja viaja 12 meses por 12 países con un bebé

Scott y Emily Manning, de Estados Unidos, se conocieron en la universidad y se casaron el año 2010. Todos esperaban que, tras terminar sus carreras y casarse, compraran una casa y sentaran cabeza. Sin embargo, al poco tiempo se dieron cuenta de que algo en esa “vida perfecta” no les calzaba… En cuanto intentaron tener hijos, Emily tuvo varios abortos espontáneos. Para olvidarse un poco de la frustración y la pena hicieron un viaje a la costa este de su país. Fue entonces que se dieron cuenta de que no estaban destinados aún a seguir la vida que todos esperaban de ellos y de que, de hecho, ellos querían hacer algo más. Ese algo más era (y es) viajar.

El plan era loco: recorrer 12 países en 12 meses, es decir, quedándose un mes en cada uno de ellos. No querían hacer como todos e ir solo a los lugares turísticos. Lo que a ellos les llamaba la atención era conocer a la gente, entender cómo vivían, tratar de enriquecerse con esa experiencia única. Entonces empezaron a planear… los temas “comida”, “estadía”, “tickets de vuelo”, todo significaba un gigantesco cerro de dinero que no tenían. Buscar alternativas y ahorrar lo que podían fue lo primero que hicieron.

Pero entonces, pasó lo impensable: Emily quedó embarazada, y ya no serían dos adultos en un viaje por el mundo, pues un bebé venía en camino. La familia de ambos empezó a preocuparse: ¿cometerían la locura de irse igual, con un niño que dependía de un hogar estable, comida y un montón de atención? La respuesta se las dictó su corazón: sí. 

Y tras dos años de planear exhaustivamente la ruta de viaje, el trabajo partime que Scott mantendría para recibir un poco de dinero mensual, y el vender todas sus posesiones, el esperado viaje comenzó. En ese entonces, su hijo Carter ya había nacido y tenía 7 meses. Partieron con dos mochilas hacia su primer destino, Nueva Zelanda.

Resultó que viajar con un bebé no era tan difícil, pero sí distinto. Carter no podía caminar tan rápido, no se interesaba por los museos ni se podía dormir tarde. Pero Scott y Emily tenían tiempo de sobra. Acomodaron los horarios de comida, de sueño y de paseo para poder darle a su hijo una experiencia asombrosa. Si bien Carter no va a recordar que viajó por el mundo tan pequeñito, su madre está convencida de que la experiencia sí lo ha influenciado: “Realmente lo ha moldeado para ser alguien que es capaz de sacar lo mejor de cada situación, incluso tan pequeño”. 

Los tres viajaron por Nueva Zelanda, Australia, Taiwán, Filipinas, Gran Bretaña, Italia, Marruecos, Sudáfrica, Chile, Ecuador, Costa Rica y Estados Unidos. En cada rincón descubrieron nuevas comidas, personas dispuestas a tenderles una mano amiga y también dificultades. 

A volver a Estados Unidos, tomaron una decisión: que este no sería su último viaje. La experiencia había sido tan gratificante, que querían que el viaje formara parte de su vida cotidiana. Así que se pusieron como nueva meta el comprar un bus antiguo y restaurarlo como casa rodante. En el proceso, una nueva sorpresa les esperaba... ¡tendrían otro bebé!

Actualmente los 4 integrantes de la familia Manning viven y viajan por el mundo en su increíble bus reacondicionado (échale un vistazo a esta maravilla en esta página) y no pierden la oportunidad de jugar con sus dos pequeñines al aire libre. Todas sus aventuras las comparten en las redes sociales y en su página web "Where we roam". En una época en donde todos parecemos estar pegados a nuestros escritorios o celulares, es reconfortante saber que hay gente que aún es capaz de escoger otro tipo de vida. 

Muchas veces les han preguntado cómo es que pudieron soportar las dificultades, ajustarse a un presupuesto o no cancelar todo a última hora. La respuesta de Emily es sencilla, pero reveladora: "Podemos porque queremos. Creo que eso es lo más importante... tienes que quererlo". Yo no podría haberlo dicho mejor. 

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