Impactante carta de una madre a su hija acosadora

Las nuevas tecnologías no traen solo ventajas. A veces la gente cruel las aprovecha para causar sufrimiento a otros. En el caso de los niños, la lacra del acoso escolar ahora también los persigue online. De ahí que, ahora más que nunca, la educación sea clave para parar este problema.

La inglesa Rachaele Hambleton, de 34 años, compartió con todos a través de su página de Facebook un mensaje que le dirige a su hija Betsy, de 12 años, que había tenido problemas de comportamiento al acosar a otra compañera de clase. Pero su madre le hizo aprender una lección, y ahora es una chica diferente:

"Querida Betsy:

Esta mañana entraste en la cocina y me mostraste algo que te había dejado molesta y confundida y no he podido dejar de pensar en eso todo el día.

Unas personas que conoces, incluyendo a tus amigos, han comenzado un nuevo juego online.

Consiste en enviar a alguien la letra 'X'. Esa persona entonces te envía de vuelta un nombre de alguien que todos conocéis. A continuación, escribís las cosas más horribles que se pueden pensar acerca de esa persona; sobre su peso, su apariencia, su personalidad... mientras más horribles sean los comentarios, mejor. Luego se publica de forma anónima, pero públicamente, en historias de Snapchat que todos pueden ver y compartir.

No podías entender por qué la gente que conoces estaba haciendo esto y repetidamente me mostraste varios nombres y comentarios, mientras estabas en estado de shock al ver lo que habían escrito.

Recuerdo cuando empezaste la escuela secundaria; una vez recibí la llamada de la mamá de unos amigos diciéndome que otra chica y tú habíais tomado parte de su almuerzo, la habíais insultado y la dejasteis humillada y molesta. La sensación con la que la llamada telefónica me dejó me recordó a mis días de escuela. A esa horrible ansiedad que solía golpear la boca de mi estómago al pensar en ir a la escuela y enfrentarme a gente que parecía disfrutar de querer arruinar mi vida.

Cuando yo estaba en la escuela secundaria no teníamos internet; pero los niños se intimidaban entre sí escribiendo cosas con marcador permanente en las paredes de la sala médica o en la parte de atrás de las sillas... Cuando veía lo que escribían sobre otros me reía porque aprendí que es lo que hay que hacer para estar en la pandilla popular, y cuando vi las cosas repugnantes escritas sobre mí fingí que no me importaba, pero dentro de mí quería morir por la humillación y el malestar que sentía. Me mantenía despierta por la noche, llenaba mis sueños y me golpeaba una ola de ansiedad cuando abría los ojos cada mañana de escuela.

No puedo hacerme a la idea de que algún hijo mío haya causado que otro niño sufriera esos sentimientos, por eso el día que recibí la llamada de esa mamá, me aseguré de que tú supieras cómo me sentía.

Me puse en contacto con tu jefe de estudios y le expliqué la situación para que pudiéramos lidiar con ella.

Me senté y te expliqué la forma en que me sentía en la escuela cuando la gente era desagradable, y te pedí que anotases cómo tus acciones pueden haber hecho sentir a tu amiga. Entonces te hice escribir una carta de disculpa que entregaste a su madre. A continuación, le compraste su almuerzo con dinero de tu bolsillo durante el resto de la semana... Sé que te quedaste devastada por lo que tus acciones hicieron. No tenías idea de que al intentar actuar así delante de los demás, podrías haber herido el corazón de alguien, pero también debía asegurarme de que eso nunca sucediera de nuevo.

Demasiados niños se han suicidado en el mundo debido a la intimidación. Demasiados niños han optado por poner cuerdas alrededor de sus cuellos o tragar demasiadas pastillas porque sienten que la única salida es suicidarse, mejor que continuar con la enorme devastación que el acoso escolar trae a sus mundos; mundos en los que sólo han estado muy pocos años y que iba a darles experiencias increíbles: viajar, enamorarse, estudiar o tener niños. Mundos que ahora nunca serán capaces de experimentar porque se terminaron debido a las acciones del acoso.

Así que hoy escribiste tu propia historia en Snapchat, diciéndoles a todos lo repugnante que es este nuevo juego que están jugando, y dijiste lo cruel que es la gente y que no quieres participar en él.

Varias chicas te enviaron mensajes diciendo que estaban de acuerdo, y eso fue algo valiente. Y fue una cosa valiente hacer de Betsy, porque eres solo una persona, y has plantado cara a cientos de adolescentes; no has seguido el ejemplo o te has unido a la multitud. No sabes si lo que has escrito puede hacer que todo el mundo abuse de ti por defender a los demás.

Estoy tan orgullosa de ti, tienes la misma determinación con la que nací yo. Es como un fuego que siento dentro de ti, un fuego que puedes sentir que te hace querer proteger a otros y cuidar a los que lo necesitan. Fue una determinación que nadie vio en mí, por lo que me llevó a no usarla hasta que cumplí los 34 años.

Veo esa determinación en ti, es tan feroz como el fuego, y me quedo asombrada de que la hayas encontrado lo suficientemente pronto como para marcar una diferencia en la vida de ciertas personas en este momento. Y no haré más que animarte, cariño.

Todo mi amor,

Mamá".

El ejemplo que esta madre da a su hija aporta un granito de arena a favor del fin del acoso escolar. La educación en casa es clave para acabar para siempre con esta lacra que, de mil maneras diferentes, afecta a niños en escuelas de todo el mundo. Espero que muchos otros padres y madres sigan este ejemplo.

Créditos:

mirror

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