Cómo perfeccionar una salsa clásica: pollo a la bechamel

Hay algo en la lasaña a la boloñesa que la hace inolvidable. La combinación de una salsa de carne muy consistente con la suavidad de la tradicional salsa blanca bechamel: se trata de un maridaje de sabores simple pero perfecto, que ha convertido a Bolonia en una de las capitales gastronómicas del mundo. 

Sin embargo, antes de que intentes hacer una lasaña del tamaño del monte Etna, te recomendamos mejorar tus habilidades con las salsas. ¿Cómo lo supiste? Este pollo al horno es justamente lo que necesitas para lograrlo.

Vas a necesitar (para 2 porciones):

  • 2 pechugas de pollo
  • Sal y pimienta
  • 100 g de harina
  • 1 huevo batido
  • 100 g de pan molido
  • Aceite
  • 1 bola de mozzarella fresca, en rebanadas
  • 50 g de mantequilla
  • 200 ml de leche entera
  • 50 g de queso parmesano

Te decimos cómo hacerlo:

  1. Primero sazona las pechugas con sal y pimienta. Prepara tres recipientes para rebozarlas: en el primero, agrega 100 g de harina; en el segundo, el huevo batido, y en el tercero, 100 g de pan molido. Pasa las pechugas por la harina, después por los huevos y por último, el pan molido.
  2. Fríe el pollo rebozado en aceite caliente hasta que esté dorado por ambos lados.
  3. Saca las pechugas de la sartén, colócalas en una bandeja para hornear y cúbrelas con rebanadas de mozzarella fresca.
  4. Para la salsa de bechamel, derrite la mantequilla en una sartén mediana y agrega 20 g de harina. Fríe la harina brevemente, después agrega la leche y mézclala muy bien hasta obtener una consistencia suave. Hierve la salsa hasta que se espese, después reduce el calor y condiméntala con sal y pimienta. Tienes que removerla constantemente para que no se queme. 
  5. Cubre las pechugas de pollo con la salsa bechamel y rocíalas con parmesano. Hornea a 180 ºC por 20 minutos. 

La salsa bechamel también es conocida como "roux" entre los chefs franceses, y es la base de muchos platos fantásticos. Así que vale la pena dominar la técnica. Si la salsa te salió bien al primer intento, ¿por qué no celebrar con una copa de tu vino preferido? ¡Salud!

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