Conmovedora historia de pitbull que protege a la hija de una familia

Los perros de presa suelen tener mala fama. Es el caso de los pitbulls y otras razas de perros, ante los que mucha gente tiene prejuicios. Sin embargo, la historia que os contamos hoy es un ejemplo de que el carácter de un perro no depende de su raza.  

Greg Heylen tenía exactamente ese prejuicio contra el perro de su mujer, Zack, una mezcla de pitbull y labrador. Desde que se fueron a vivir juntos y se llevaron a su perro con ellos, Zack pareció odiar a Greg desde el principio. Su comportamiento hacia este era muy agresivo y alerta. La preocupación de Greg aumentó cuando nació su hija. Y esta es su historia:

I got it!.jpg

"Mi mujer y yo tenemos dos perros, que ya teníamos antes de conocernos y que trajimos a la pareja cuando nos fuimos a vivir juntos. Su perro era una mezcla de pitbull y labrador llamado Zack, que me odiaba. Cuando nació nuestra hija le dije a mi mujer: "En cuanto le haga lo más mínimo a nuestra hija, ¡el perro se va!".

Those are rawfed teeth, baby.

El día que nació nuestra hija, la trajimos a casa en una sillita de coche para bebé. Ambos perros la olieron y lamieron, moviendo el rabo. Tuve que tirar de Zack porque no paraba de lamerla. Y desde ese preciso instante Zack se convirtió en el protector de mi hija. Cada vez que esta estaba en una manta en el suelo, él tenía que tener su hueco.

Zack idolatraba a mi hija y cuando esta fue un poco mayor, iba con ella hasta la cama y dormía allí. De alguna forma él sabía cuándo era hora de dormir y cada noche la esperaba al pie de las escaleras para seguirla hasta la cama.

Un día el idiota del hijo de nuestro vecino envenenó a Zack. Fue uno de los peores días de nuestra vida. Cuando vimos despedirse a nuestra hija de Zack mientras este yacía en el suelo de la cocina, mi mujer y yo rompimos a llorar.

Esa noche a las 8 mi hija fue a subir las escaleras que conducían a su habitación. En ese momento los tres nos dimos cuenta inmediatamente de lo que estaba pasando. Por primera vez desde hace 5 años Zack no acompañaba a mi hija por las escaleras. Mi hija nos miró con el pánico reflejado en los ojos.

No Drama Here

En ese momento mi otro perro, al que mi hija también quería mucho aunque no llegaba al nivel de Zack, se levantó y la tocó con la cabeza. A continuación, colocó una pata en las escaleras y se quedó mirándola. Ambos subieron hasta llegar a su cama y mi hija se quedó agarrándolo fuerte del cuello. En los 6 años que siguieron hasta que Sam murió, este esperaba a mi hija cada noche al pie de las escaleras".

Qué historia tan conmovedora de una familia y sus dos perritos. El amor y lealtad de estos dos animales es algo que supera barreras.

Comparte esta historia con todos tus amigos y enséñales que los perros son solo un reflejo de lo que hacen sus dueños.

Créditos:

damn.com

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