Un perro cruza media Italia para encontrar a su primer dueño

Ibrahim Fwal tiene 65 años y es de Laodicea, una de las principales ciudades portuarias de Siria. Pero cuando era joven, llegó a Carrara, Italia, donde vive y trabaja desde entonces.  El hombre está perfectamente adaptado a la comunidad toscana. Hace tres años, Ibrahim decidió adoptar a un perro y esta es la increíble historia que sucedió a partir de entonces.

Desde siempre amante de los animales, Ibrahim quiere salvar a un cachorro.  Por ello, se dirige a la perrera de Carrara, donde ve a un cachorrito de pastor alemán. Es amor a primera vista.  

El perro es rebautizado "Rocky" y en menos que canta un gallo, se vuelven inseparables. Rocky es un cachorrito muy afectuoso y siempre está junto a su dueño. No lo deja solo ni un segundo. Al mismo tiempo, Ibrahim lo trata como a un hijo y lo lleva a todas partes, incluso a la playa. 

Un día perro y dueño están en la playa. Hace mucho calor e Ibrahim decide darse un baño en el mar. Pero cuando vuelve a la orilla, Rocky ha desaparecido.   

Preso del pánico, lo busca por todas partes, lo llama, pregunta... De inmediato empieza a buscar por las perreras de la ciudad. Pero no hay rastro de Rocky. Cuando vuelve a la playa para buscarlo por última vez, alguien le dice que ha visto a un grupo de gitanos llevarse a su perro. Esto es algo que cada vez sucede con más frecuencia en Italia, por desgracia. 

Ibrahim tiene el corazón roto y está inconsolable. Se han llevado a Rocky y nunca volverá. O al menos eso piensa. 

Pasan 3 años. El pequeño Rocky ha crecido en alguna parte. Nadie sabe lo que ha pasado estos años.  Probablemente en algún momento logró escapar de los gitanos que lo robaron o quizás lo abandonaron de nuevo. Poco después, una familia de Salerno lo adopta. Pero Rocky se muestra muy inquieto: se escapa a menudo, se muestra inquieto, y sus dueños, por miedo a perderle, le ponen un collar con un número de teléfono. De esta forma, quien lo encuentre podrá llamarlos.

En efecto esto es lo que sucede. Pero Rocky no se escapa para dar un paseo. Él quiere encontrar a su dueño. El hombre sirio que lo adoptó cuando era un cachorro y del que lo separaron sin compasión. Sin saberlo, 700 km lo separan de Ibrahim. Un largo viaje, de norte a sur de Italia, para un animal que solo cuenta con su instinto y su corazón. Pero es suficiente. Rocky escapa de nuevo y, siguiendo su olfato canino, abandona su actual hogar. Se alimenta como puede y, cuando lo encuentran, ya está en Pisa. Después de 600 km, el perro ha gastado sus pobres patitas. 

Los que lo encuentran primero ven la correa que lleva al cuello. Cuando llaman a Salerno, las palabras “es nuestro perro” salen del otro lado del teléfono. Entonces, milagrosamente alguien se da cuenta de que Rocky tiene un tatuaje. El que le hizo Ibrahim cuando era un cachorro. Es un punto de inflexión. 

3 años y 700 km después, Rocky finalmente llega a casa del hombre que nunca olvidó.

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"No me lo podía creer!dijo Ibrahim. "Cuando lo trajeron a casa, yo estaba en el coche y cuando me oyó desde fuera, vino como un rayo".

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El reencuentro de este dueño con su perro, la alegría mutua de encontrarse después de tanto tiempo, es algo que solo podemos imaginar.  El amor es un sentimiento que logra superar increíbles obstáculos y el afecto y lealtad de un animal como Rocky es algo que deja sin palabras.  Un tenaz luchador, merecedor de su nombre, este pastor alemán superó todos los obstáculos posibles para volver a encontrar a su dueño. Una preciosa historia con un final feliz.  

Si también te encantan los animales y esta historia te ha parecido tremendamente conmovedora, compártela con todos tus amigos. 

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